En la primera semana de haber empezado las labores escolares en la I.E. 40447 La Inmaculada Concepción en el distrito de Río Grande, provincia de Condesuyos, un escolar de primaria tuvo fiebre y dolor de cabeza, pero no pudieron confirmar o descartar el COVID-19 oportunamente. El médico de la posta del centro poblado Piuca indicó a la directora de este colegio, Maximiliana Retamozo, que solo contaba con las pruebas antígenas, que no era recomendable aplicar el hisopado en un menor de edad.
A la vez, en un intento de protección, los padres se opusieron al tamizaje, al considerar que sería traumatizante. Después de una semana, dos escolares más presentaron síntomas similares, en fechas distintas, pero tampoco pudieron confirmar el contagio, por lo que solicitó a la UGEL Condesuyos la dotación de pruebas rápida que llegaron el jueves para aplicar el descarte, aunque su efectividad para descartar o confirmar la presencia del virus no es 100% confiable y por ello el Ministerio de Salud dejó de usarlas.
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La directora del plantel tuvo que gestionar para no quedarse con la duda, pero sobre todo, para no exponer a los 48 escolares matriculados en la única institución multigrado de primaria que existe en el centro poblado de Piuca.
Sin embargo, el temor del contagio de los estudiantes y de los 4 docentes que laboran, no es la única preocupación de la maestra. Piuca es una zona agrícola y minera, la localidad está a 30 minutos del centro minero Secocha y aproximadamente, 10 de sus alumnos provienen de esta zona.
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La mayoría de estos escolares aún no asisten, porque el costo de vida es alto y el pasaje de Secocha a Piuca aumentó de 10 a 12 soles, lo que implica que un padre debe gastar 24 soles al día en el pasaje del escolar y 120 soles a la semana. La docente de Educación física que vive en Secocha, gasta 48 soles para trasladarse 2 veces a la semana a su centro de trabajo.
Los padres matricularon a sus hijos en la institución Inmaculada Concepción porque no encontraron vacantes en el colegio de Secocha. La maestra Retamozo, indicó que los padres podrían optar por la educación particular, pero considerando las condiciones económicas, tampoco podrían cubrir las mensualidades.
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La educación a distancia, a través de la virtualidad, tampoco es una alternativa, debido a que en la zona tampoco hay una adecuada cobertura de internet y los menores no cuentan con las herramientas como celulares o computadoras. “Los padres me pidieron esta semana más para luego enviar a sus hijos, espero que lo hagan”, dijo la docente.
Una condición relevante es que en un salón hay alumnos de diferentes grados, lo que dificulta más una educación virtual. Esta es una de las razones por la que los demás padres exigieron la educación presencial.
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Las condiciones del centro educativo no son las mejores, la institución no cuenta con agua potable, ni baño, pero tienen un tanque que es llenado con el agua del río. Los maestros se encargan de la cloración, así como los pobladores lo hacen en todo el centro poblado para el consumo humano.
El Ministerio de Educación transfirió este año 6 mil 620 soles, de los cuales 4 mil 988 es para el mantenimiento de la infraestructura y solo mil 444 soles para el kit de higiene, pero según la docente estos recursos son insuficientes.
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En el caso del mantenimiento, el presupuesto será para la instalación de la malla y para la mejora del sistema eléctrico. El inconveniente es que en la zona no hay mano de obra calificada y los pocos pobladores que están dispuestos a trabajar tienen tarifas altas. Los pobladores cobran aproximadamente 150 soles por día. “No hay una tarifa menor, porque prefieren ir a Secocha y ganar más”, señaló.
En cuanto a los kits de higiene, los escolares cumplen los protocolos y tanto al ingreso como a la salida para volver a sus viviendas se lavan las manos, por lo que el papel toalla se usa en mayor cantidad. Con el fin de evitar escasez, la directora evaluó el uso de este material y en una semana observó que los escolares gastaron 800 hojas. Según sus cálculos, en el segundo semestre del año es probable que no tengan este material, pese a que empezaron a utilizar los que adquirieron el año pasado.
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Esta institución también recibió presupuesto para el mantenimiento de las 11 bicicletas que tienen hace 3 años, pero el monto solo fue de 138 soles. La maestra desconoce si al menos alcanzará para renovar las llantas. Los estudiantes se niegan a emplearlo por la antigüedad y prefieren caminar, pero prefieren esta caminata y asistir diario al colegio, que estudiar desde casa.