A solo unos pasos de la Plaza de Armas de Arequipa, otro importante atractivo que ofrece la Ciudad Blanca, es resguardado por enormes columnas de sillar, la piedra volcánica que caracteriza a las construcciones arequipeñas en su época barroca, virreinal. El patrimonio considerado entre la ruta turística, se ubica en la calle General Morán 118.
En la sección Correo te lleva de paseo, llegó hasta los Claustros de la Compañía de Jesús, declarado como Monumento Histórico por el Ministerio de Cultura en 1973 junto a la iglesia. Esta joya arquitectónica está divida en cinco secciones, siendo las principales la fuente de los deseos y la iglesia de la Compañía.
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Dentro de estos ambientes que trasladan a una época más antigua, se comprobó el gran aprecio de los turistas locales y extranjeros, abierto de lunes a sábados y con ingreso gratis. La fachada principal, de estilo barroco mestizo, se impone como una de las obras maestras con decoración colonial sudamericana, su reconstrucción data de 1698 después de un terremoto.
Entre los relieves de las columnas del claustro mayor, revela expresiones culturales traídas por la presencia hispana, tales como racimos de uvas, imágenes de santos, así como elementos andinos, entre los que se cuentan la concha venera (asociada con el culto al agua), mazorcas de maíz, entre muchos otros.
Si bien hoy sus galerías son comerciales y se pueden encontrar la venta de joyas, artesanía y restaurantes; cuando antes era un lugar de educación y hasta albergue. Así también, en el claustro mayor se ubica una fuente que, con el pasar del tiempo, los visitantes arrojan sus monedas para que se cumpla algún deseo.
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Angelica, integrante de la Asociación de Guías Oficiales Profesionales de Turismo de Arequipa (Adegopa), dijo que la construcción demoró aproximadamente 100 años cuando empezaron por el año 1598. Relató que la decoración de la Compañía de Jesús estuvo a cargo de un sacerdote de Italia.
“El primer patio era de un colegio y está decorado como la fachada y el segundo fue de sacerdotes. Ha sufrido hasta 3 restauraciones, la última en el 2000 en terremoto que daño la restauración y 10 personas trabajaron mucho en un espacio de 12 horas sin moverse, creando una técnica de pegado entre la pintura y la pared para que se mantenga”, dijo.
