Durante los primeros meses de la pandemia del coronavirus, voluntarios, en su mayoría mujeres, se unieron para alimentar a personas vulnerables en pueblos jóvenes de Arequipa. Abel Capira, de 52 años, forma parte del pequeño grupo de varones que, dejando de lado el prejuicio, se integró a las labores de la olla común Covida 54 para junto a sus compañeras ser el soporte alimentario de decenas de familias en Cerro Colorado.
Diario Correo conversó con Capira sobre su trabajo y la limitada atención que tiene el Gobierno para ayudar a las organizaciones sociales que luchan para atender el hambre en los sectores más pobres de la ciudad.
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¿A qué se dedicaba antes de la pandemia? Siempre he promovido colectivos para dar ayuda a varios sectores. Hicimos colectas para los bomberos de Arequipa, de lucha contra el cáncer, también me uní a la lucha para proveer de agua al sector de Socabaya. Siempre he tenido ese espíritu de colaboración, sin ningún interés propio.
¿De dónde viene el interés de apoyar estas causas? Provengo de una familia muy humilde, sé lo que es pasar hambre y tener necesidades. Nunca tuve el apoyo de niño y siento que eso me marcó para siempre, me repetí muchas veces que yo de grande no sería indiferente.
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¿Cómo es un día ayudando en una olla común? Las primeras semanas apoyo en la olla común 54 con lavar platos o pelando papa, limpiando. Pero a mediados del 2020 ya no recibíamos nada de ayuda, así que se vio la necesidad de salir a solicitar apoyo a mercados y municipios. Covida 54 se formó justamente para hacer ese trabajo, recolectar cualquier tipo de alimentos para hacer los almuerzos, no solo para nuestra olla común, sino para toda aquella que la requiera.
¿Cómo tomó su familia su integración a las labores de ayuda? Con mi pareja no tenemos hijos, pero yo siento que cada niño que ayudamos, es mi hijo. El trabajo es muy difícil, hay que gestionar, moverse de aquí para allá, a veces no hay plata para el carro, así que tenemos que caminar.
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¿Por qué piensa que el apoyo de varones en ollas comunes es bajo? He visto varios casos de apoyo por parte de varones en ollas comunes de Yura, Mariano Melgar y Characato, pero es cierto que no es igual que el de las mujeres. Derrepente no participan mucho porque no preparan la comida, no están en casa, así que no saben la realidad que pasan las mamitas para preparar un almuerzo.
El Gobierno emitió una ley dar mayor soporte a las ollas comunes ¿Qué piensa al respecto? En Cerro Colorado hay más de 40 ollas comunes activas y en Yura unas 25, durante todo este tiempo hemos recibido muy poca ayuda. A penas algunos kilos de arroz, azucar, menestras, pero no hemos recibido raciones que atiendan a toda la población necesitada. Nosotros como Covida seguiremos recolectando ayuda hasta que veamos que el aporte del Estado es verdadero. Es triste ilusionar a las socias de ollas comunes con los anuncios de presupuesto, para que después esperemos en vano.