La Independencia del Perú tuvo varias etapas antes de concretarse y no podemos olvidarnos de las tres rebeliones más importantes que fueron los cimientos para este objetivo y que las gestaron: Manco Inca, Juan Santos Atahualpa y José Gabriel Condorcanqui.
El escritor Omar Aramayo en su libro Los Tupac Amaru resalta estos episodios que mostraron el arraigo de los pobladores del suelo peruano por ello los considera como Los Padres de la Libertad.
Desde la llegada de los españoles los indígenas no cesaron en liberarse por eso se estima que hubo más de mil levantamientos. El de Manco Inca fue 40 años después del arribo de los españoles y según datos históricos fue tan impactante que estuvo a punto de erradicar a los invasores logrando cercarlos en Lima luego de haberlos sacado de Cusco.
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Otro personaje que encabezó una movilización importante fue Juan Santos Atahualpa en 1742, su intención era restaurar el imperio de los incas, así junto a tribus selváticas logró controlar un extenso territorio de la selva central teniendo a su mando más de 2 mil hombres que no fueron sometidos generando una aguerrida resistencia.
Pero quizá el más recordado es José Gabriel Condorcanqui, conocido en la historia del Perú como Tupac Amaru II. Nacido en una familia noble tuvo una enseñanza durante 10 años con los Jesuitas en el Cusco y luego siguió estudiando en Lima obteniendo una extraordinaria formación teniendo como guía en sus ideales los Comentarios reales de los incas del Inca Garcilaso de la Vega.
“Estos tres personajes estaban muy preparados y no fueron improvisados cuando encabezaron las rebeliones, sabían lo que hacían, Fueron los tres grandes y verdaderos libertadores del Perú”, comentó Aramayo.
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El importante rol de las mujeres
Las mujeres también jugaron un papel importante en esa época por ello se cree que hubieron cerca de 20 tupacamaristas, entre las cuales destaca Micaela Bastidas quien con solo hablar el quechua tuvo la responsabilidad de ver todo el tema logístico de la rebelión de Tinta contra el yugo de los españoles, a pesar de ello fue madre y esposa dedicada dejando tres herederos bien formados en los ideales nacionalistas: Mariano, Hipólito y Fernando.
Junto a ella estuvo Tomasa Tito Condemayta que tuvo la mayor jerarquía junto a Tupac Amaru II mostrando su valentía y espíritu de lucha en todo momento del levantamiento, sin embargo fue capturada por los españoles condenada a muerte por estrangulamiento, primero se le cortó la lengua y su cuerpo se dispersó por los Andes mientras su cabeza estaba estacada junto a Tupac Amaru en la Plaza de Acos.
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Esta información que todos los estudiantes deberían conocer en los últimos años se ha dejado de lado con las modificaciones de la curricula escolar. “Desde 1993 ya no se enseña historia del Perú y con ello ahora los estudiantes desconocen todo lo que sucedió en nuestro país. Junto con esa cultura se perdieron varias costumbres como danzas, trajes típicos, música, idiomas y demás; nos hemos quedado con raíces extranjeras y ahora somos mestizos, se perdió nuestra identidad”, reflexionó Aramayo.
La obra de Aramayo resalta la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Diego Cristóbal y Julián Túpac Katary donde se reviven trágicos e inhumanos resultados del levantamiento indígena que culminó con la muerte de Tupac Amaru II y su esposa Micaela Bastidas que tuvo el objetivo de dar un escarmiento a los lugareños para evitar otras rebeliones.