El maestro de pirotecnia Julio César Ayala Quispe (37) tenía que ser enterrado el lunes 5 de julio en la tarde en el cementerio municipal de Miraflores, pero una hora antes, la familia descubrió que tenía una herida abierta en la espalda, señal que fue asesinado y que no falleció de ahogamiento como constaba en el certificado de defunción.
El cuerpo era velado en el local social del sector de Tahuantinsuyo, donde los familiares, amigos y vecinos exigieron la presencia de la Policía Nacional y un represente del Ministerio Público para esclarecer los hechos.
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Luego de realizar las primeras diligencias, el fiscal a cargo del caso ordenó el internamiento del cadáver en la morgue central, donde se determinó ayer que la causa de muerte fue shock hipovolémico, se desangró por la herida.
“Nunca se indicó que había sido acuchillado, le pusieron que era un alcohólico y había muerto de ahogamiento, cosa que fue mentira. El certificado de defunción lo hizo una médico de la funeraria”, señaló Mirian Ayala Quispe.
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Primeros indicios de lo sucedido
Julio César era conocido como “Chila”, fue visto por última vez comiendo salchipollo y tomando dos emolientes por el sector de Cristo Obrero, el sábado en la noche, pero fue hallado el domingo en la mañana sin vida en la calle Alto Perú.
“Cuando mi mamá baja, ya estaba la funeraria, el policía y los serenos. La funeraria se encargó de vestirlo y cambiarlo. Al pedir ayer (lunes) la ropa de mi hermano nos enteramos que fue acuchillado. Vino la policía y al abrir el cajón se dan con la sorpresa que tenía una herida en la espalda”, informó la hermana.
El caso fue derivado al personal de Homicidios de la División de Investigación Criminal (Divincri), quienes solicitarán imágenes de cámaras de videovigilancia al municipio de Miraflores y negocios de la zona.