Maritza Campos Díaz: Una vida dedicada a favor de la salud de los arequipeños

Estaba en cama mirando televisión cuando se enteró del accidente,  la llamada de su madre lo alertó de que algo terrible había ocurrido. Junto a otro familiar acudió al aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón,  en donde al ingresar escuchó que el nombre de su hermana, Maritza Campos Díaz, figuraba en la lista de pasajeros del fatídico vuelo 251 del Boeing 737-222 de Faucett que el 29 de febrero de 1996 se precipitó con 123 personas en Ciudad de Dios, Yura, y a tan solo cinco minutos para aterrizar.

Elvis Campos Díaz rememora la oscuridad del lugar donde cayó el avión, allí se quedó toda la noche esperando. A la mañana siguiente, se trasladó hasta la morgue, donde ubicaron el cuerpo calcinado de su hermana. La identificaron por los dientes, los huesos de su cabeza pequeña y su amplia cadera; además de algunos dijes que reconocieron sus compañeras de trabajo como suyos. Al salir con el ataúd le impresionó la cantidad de personas que estaban esperando a su hermana.

“Ella era una persona que cuando pasa por tu lado, te tocaba”, refirió Elvis recordando las palabras de un sacerdote que conoció de cerca a su hermana mayor. Los compañeros de trabajo de Maritza trasladaron su féretro al auditorio del hospital general Honorio Delgado donde velaron sus restos, para luego trasladarla hacia el cementerio Jardines de Arequipa, fue una de las primeras en ser enterrada en dicho campo santo.

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Trabajo

Maritza Campos Díaz abordó el avión en Lima, luego de haber participado en un evento nacional del sector Salud en la ciudad Paracas (Ica), al que acudió como coordinadora de los programas vinculados a la salud de la mujer en representación de Arequipa.

Un video de su intervención en el mencionado congreso y difundido luego de su muerte, mostró la cariñosa despedida que tuvo con sus colegas, las imágenes causaron un profundo desconsuelo entre familiares, amigos y compañeros.  Horas antes, durante la mañana de ese día, se comunicó telefónicamente con Mercedes Neves Murillo, exdirectora regional de Salud de las Personas de Arequipa, avisando que regresaba a la ciudad, donde estaba previsto el desarrollo de un evento macrorregional del sector.  Sin embargo, su viaje fue sin retorno, y su llamada de saludo resultó siendo una despedida.

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Memoria

Luego de 27 años, su recuerdo sigue intacto. El retrato de Maritza Campos Díaz se mantiene en uno de los escritorios de la Estrategia Sanitaria de Salud Sexual y Reproductiva de la Gerencia Regional de Salud de Arequipa que hoy es liderado por  la obstetra Ayde Vargas, quien reemplazó en el cargo a Maritza Campos. Una imagen similar conserva su hermano Elvis en casa.

Mientras sostiene la fotografía de Maritza, donde resalta su sonrisa, Amparo Arenas, compañera de trabajo, la recuerda respetuosa de las profesiones, sincera y con mucho futuro en el sector Salud, antes de morir a ella le confesó que quería ser madre. “Era una mujer alegre, independiente, líder, trabajadora, responsable, con carácter, inteligente y querendona”, así la atesoran quienes fueron sus compañeros. En la década de 1990, con su trabajo, Arequipa lideró los indicadores a nivel nacional en relación a los programas como planificación familiar, la salud reproductiva y otros; para lograrlo priorizó la información a las mujeres.

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Recorrió las provincias a bordo de vehículos que perifoneaban convocatorias a las mujeres para que asistieran a campañas y charlas de salud reproductiva.

“Estaba identificada con la defensa de los derechos de las mujeres, no puedo decir que era feminista, no era una activista, pero tenía relación con grupos de mujeres que estaban en este campo de la sociedad civil, y veían en ella a una aliada”, recordó Mercedes Neves Murillo, quien conoció de cerca el trabajo de Maritza.

Con ella se inició la lucha de bajar la mortalidad materna en la región. En aquella época se reportaban hasta 50 muertes maternas al año, cifra que se logró bajar a 4, refirió Gustavo Rondón Fudinaga, exdirector regional de Salud de Arequipa, al recordar a Maritza Campos.

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Para siempre

De ahí que fue él quien impulsó que el centro de salud de Zamácola, en Cerro Colorado, lleve su nombre como homenaje póstumo a la labor de Maritza, Zamácola y el centro de Ampliación Paucarpata, fueron los primeros en dar atención las 24 horas para atender partos. El Colegio de Obstetras del Perú también reconoce su labor instaurando desde el 2004, el premio anual Maritza Campos.

“Mayo”, como le decían sus familiares y amigos, perfiló su carácter desde que era pequeña. Su hermano Elvis recuerda que realizó la primera comunión en el colegio sin avisar a sus papás, probablemente para evitar gastos. Cuando culminó la carrera de obstetricia en la Universidad Católica de Santa María no aceptó ayuda para conseguir trabajo. Su padre trabajaba en Matarani y  su mamá era técnica de enfermería y había la posibilidad que labore en Arequipa.

Maritza alistó sus maletas y se fue a Quebrada Honda, un pueblo en Cusco, donde trabajó varios años, luego por concurso se trasladó a Moquegua. Posteriormente y por mérito propio, retornó a Arequipa donde por su trabajo, la siguen evocando con afecto.

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Cada vez que Mercedes Neves escucha “Mio”, de Miriam Hernández, recuerda a Maritza cantando durante un viaje que realizaron a Caylloma para una supervisión. En el caso de Amparo, cuando contaba las anécdotas de la niñez en Mollendo, donde nació, y las ocurrencias que vivió junto a su abuelita con quien compartió las vacaciones en su casa ubicada en el distrito de Alto Selva Alegre. Elvis Campos le puso el nombre de Mayo a su centro oftalmológico ubicado en Yanahuara, en memoria de su hermana.

Desde que ocurrió el accidente, Elvis siempre recomienda a familiares y amigos que  durante el verano procuren que sus viajes en avión a Arequipa, sean de día, por las noches el cielo arequipeño suelo estar nublado y brumoso como aquella vez en que se produjo la muerte de su hermana. “Eso me ha marcado mucho”, dice con pesar.

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Obra inconclusa

Un hospital en construcción también lleva el nombre de Maritza Campos, los trabajos desde el año 2018, iniciados en la gestión de la exgobernadora regional Yamila Osorio, aún no concluyen. Ha tenido varias paralizaciones, así como el incremento del presupuesto, de 134 millones a 148 millones de soles, a través de trece adicionales a la obra justificada por deficiencias en el expediente y autorizados por la exautoridad Elmer Cáceres Llica, actualmente en prisión.

La nueva gestión regional tiene el reto de concluir la obra en atención a la demanda de la ciudadanía del Cono Norte, ante las carencias y saturación en los hospitales Honorio Delgado y Goyeneche, y a la vez en homenaje a Maritza Campos, una mujer dedicada al sector salud.

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