La importancia de los Evangelios en la Biblia es que nos transmiten la predicación de Jesús, su vida y obras, nuestra historia de salvación. Estos importantes discípulos, Mateo, Juan, Lucas y Marcos, elevados a la santidad por sus méritos en la historia de la Iglesia, se encuentran representados en varias partes en nuestra Basílica Catedral de Arequipa.
Donde posiblemente los visitantes al Museo de la Catedral vean directamente a los evangelistas es en la Sala de las Pinturas, donde las gráficas del pintor tacneño Laso adornan las paredes. Pero, si se es acucioso en la visita se podrá descubrir que, incluso están en cuatro grandes esculturas ubicadas en los finales de las naves laterales, de más de dos metros incluso por lado. Pero también en pequeña representación en la conocida custodia eucarística “la Moratilla” y otras joyas.
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Luego en el presbiterio del altar mayor, en pinturas y en un lugar que muchos no notan: el Púlpito, donde sus representaciones: El ángel, (Mateo), El león (Marcos), El buey (Lucas) y El águila (Juan), están tallados en madera. Una buena oportunidad para que en la próxima visita que haga al primer templo de la ciudad, descubra a los evangelistas que nos recuerdan que su testimonio está allí, para mostrarnos el amor de Dios.
¿Qué representan las figuras de los evangelistas?
Mateo se simboliza con un ángel porque su evangelio comienza con la lista de los antepasados de Jesús, el Mesías. Esta lista es de gran valor para este evangelio porque presenta a Jesús como hijo de David.
Marcos se simboliza con un león porque su evangelio comienza con la predicación del Bautista en el desierto, donde había animales salvajes. Su evangelio fue el primero en escribirse (en la década de los años 60 después de Cristo) y sirvió como texto de catequesis para los que se preparaban para recibir el bautismo.
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Lucas se simboliza mediante un buey o un toro porque su evangelio comienza con la visión de Zacarías en el Templo, donde se sacrificaban animales como bueyes, terneros y ovejas.
Juan es representado por un águila, la mirada dirigida al sol, porque su evangelio se abre con la contemplación de Jesús como Hijo de Dios, pero verdadero Dios también.