Cuarenta muestras de humor político del destacado caricaturista arequipeño, Omar Zevallos, serán exhibidas el próximo 6 de julio en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Agustín, en calle Santa Catalina. La presentación Retrospectiva 45 años de trazos y risas, agrupa sus trabajos de humor gráfico desde los años 80s, sus publicaciones en Correo y en otros espacios. Zevallos comparte con nosotros el significado de su trabajo y el impacto en su vida.
Son más de 40 años en el campo de la caricatura ¿Qué le deja de aprendizaje todo este tipo a Omar Zevallos?
Una gran satisfacción haber podido mantener mi trabajo, no solo en los periódicos que he trabajado en Correo de Arequipa y Lima, revistas en el mundo, pero creo que, fundamentalmente, haber mantenido el arte de la caricatura vigente. En 2019, tuve la oportunidad de exhibir por primera vez un peruano, una retrospectiva completa en el Centro Internacional de la Caricatura en Bélgica y eso fue para mí, fue importante. Pero, además, haber obtenido premios por mi trabajo.
Usted ha referido que ha lidiado con imposiciones, retiros de sus trabajos e incluso la muerte de caricaturistas que conoció, asesinados por su labor. ¿Alguna vez pensó en abandonar este campo?
No, de ninguna manera. Si bien es cierto, los caricaturistas políticos estamos sujetos a la censura que suele pasar en algunos medios, en mi caso hubo algunos intentos y cuando han querido hacerlo, yo he dejado de publicar, nunca lo he permitido. Es parte del trabajo, de alguna manera resulta incómodo para algunos sectores del poder, porque lo que busca la caricatura es desnudar a los políticos, mostrar la verdad, la otra cara de los políticos. Eso nunca me ha amilanado en mi trabajo, mientras demos en el blanco estamos haciendo las cosas correctas.
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Ha hecho caricatura política en diferentes países ¿Cómo retratar realidades diferentes?
En realidad no hay muchas diferencias en nuestras sociedades, porque, en efecto, los políticos son iguales en todas partes. Todos los políticos mienten, todos esconden una verdad, todos tienen un lado oscuro y casi siempre tienen un doble discurso. Desde esa perspectiva, en realidad no es muy difícil hacer caricatura política con diferentes sociedades. Lo que pasa en una guerra puede ser vista por un caricaturista político desde muchos ángulos, la guerra no solo es terrible, muestra una tragedia detrás.
Haciendo una evaluación de los últimos 10 años de la política peruana ¿Cuál es el primer trazo que se le viene a la mente?
Una gran preocupación por lo que está pasando, no solo en el país, sino en el mundo. Todas esas corrientes fundamentalistas de extrema derecha que están copando los sectores de la sociedad y política nos están haciendo mucho daño, reprime el desarrollo, rompen reformas, cambian estructuras. Hacen que la sociedad sea más bien injusta, cuando lo que se quiere es lo contrario (...) El caricaturista no solo debe lamentarse de lo que está pasando, sino más bien mostrar ese otro lado que nos haga reflexionar.
¿Cómo ve el consumo actual de caricaturas?
Creo que se restringió de alguna manera. Hemos caído en un consumo mucho más amplio, el humor y caricatura no solo se restringe a los artistas que la ejercemos, sino también al común de las personas que fabrican memes, por ejemplo. En la corriente en que los medios impresos están en vías de extinción, son las redes sociales las plataformas que nos van a permitir expresarnos.
¿Qué proyectos tiene ahora?
Acabamos de concluir el concurso internacional de caricatura Málaga Grenet, bueno se va a institucionalizar y el próximo año habrá un nuevo concurso, con esto lo que se hace es rescatar el arte de la caricatura en la ciudad que ha sido cuna de grandes caricaturistas. Hay proyectos para difundir el arte, mediante taller en instituciones. Arequipa merece nuevos aires para que el arte tenga mayor presencia.
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