La Amazonía de Cusco es tan virgen, rica y biodiversa que solo puede ser cuidada y vigilada con drones, satélites y helicópteros, como lo hace Camisea con la “teledetección”, que genera mapas aéreos de ultra definición, fotografías, videos y datos geográficos para determinar el estado de la selva o qué tipos de bosques existen con o sin intervención humana.
La “teledetección”, utilizada por el Programa de Monitoreo de la Biodiversidad (PMB), permite mapear la evolución amazónica, sus cambios en el tiempo, cuantificar y determinar las huellas ambientales y saber a qué velocidad se recupera esta zona del Bajo Urubamba, reconocida como uno de los hotspots de biodiversidad más ricos del mundo.
Las operaciones en el corazón de la Amazonía cusqueña permitieron, por ejemplo, las reducciones en CO2 por el modelo de trabajo off-shore in land, “como si fuéramos una plataforma marina”, sostiene Elena Mendoza, gerente de Medio Ambiente.
Las imágenes son provistas por el satélite Landsat, el mismo que es usado por Google y Apple para generar sus mapas y que gira alrededor del planeta pasando por un mismo sitio cada 16 días. Para continuar con el trabajo de identificación a detalle, el PMB también recibe gráficas de alta resolución de los satélites Ikonos, QuickBird y WorldView 2.
Otra forma de monitorear es gracias a los sobrevuelos de helicópteros o drones para obtener fotografías aéreas y así complementar las imágenes satelitales de más alta resolución, porque ciertas veces hay días nublados o lluviosos que limitan el trabajo.
Mendoza acotó que gracias al esquema off-shore in land, se logró preservar la biodiversidad del Bajo Urubamba, y que el trabajo de monitoreo, que utiliza herramientas de alta tecnología, confirma el buen estado del bosque. Además, la información científica que se obtiene permite identificar otros riesgos y ayudar a las autoridades en su trabajo con las comunidades que habitan la zona.