Debido a la necesidad de evitar aglomeraciones y el cumplimiento de los decretos nacionales que mantienen la prohibición de visitar a los cementerios, muchos huancavelicanos recurrirán a la tradición para rendir culto.

Adriana Parejas Ordoñez, guía del Museo Daniel Hernández Morillo, de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huancavelica (DDC), explica que esta tradición viene desde hace muchos años y busca rendir un homenaje a los familiares que ya fallecieron.

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“Más que nada ahora, el COVID-19 ha traído mucha tristeza a las familias, hemos perdido a muchos familiares, y vemos que esto, que sigue perenne y el cementerio estará cerrado, podemos hacer esto, nuestros abuelos acostumbraban hacer las ofrendas”, afirmó Adriana Parejas.

Acotó: “¿Cuál es la razón de hacer las ofrendas, esto se hace con los platillos que le gustaban a las personas en vida, hacerlo con las ofrendas que le gustaban en vida, un dulcecito, mazamorrita. Se dice que el muertito regresa el 2 y ve el cariño de sus familiares. Al hacerlo tampoco olvidamos al fallecido”.

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Para no perder la tradición, en la DDC también levantaron un altar a fin de rendir homenaje a Todos los Santos y evocar a las personas que en vida trabajaron allí.

En la ofrenda colocaron varios platillos típicos de Huancavelica, tales como el patachi, charqui con cancha, papita con queso, chuño con sangrecita, cuchicanca, panqueques, frutas, mondongo huancavelicano y panecillos dulces.

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“Si nosotros vemos nuestra mesada, también hay agua bendita y vemos la coca quinto en forma de una cruz con los cigarros y la tocra, el complemento para chacchar la coca. Infaltable la tanta wawa”, detalló.