Takanakuy en Jauja, donde todos se mojan y nadie se salva.
Desde las 4:45 de la mañana de ayer sábado 18 de febrero, los distritos jaujinos de Huertas y Pancán se batieron en duelo de orquestas. Los músicos interpretaron la pachahuara y lo hicieron durante varias horas. Según la tradición, los que se cansan y dejan de tocar pierden la contienda. Son infatigables y lo que tocan sirve para mantener activa la fiesta, de lo contrario los concurrentes se retiran.
La celebración comenzó justo cuando los intérpretes comenzaron a ejecutar sus temas clásicos. Al son de bombos, platillos, trombones, trompetas y tubas, la gente que comenzaba a llegar, se adentraba al río Yacus, cuyas aguas son frígidas.
Precisamente, miles llegaron al barrio Huasquicha (Pancán) para ser parte de esta festividad. Llegaron no solamente de Jauja sino de otras partes de la región y el país, tanto es así que la congestión vehicular en la zona era asfixiante.
La concentración se dio en ambas márgenes del torrente. De las partes antagónicas las personas se introdujeron al río con la fe de curar o prevenir males. También lo hicieron proyectando valentía y con el ánimo abierto de contagiar su estado de ánimo jubiloso.
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Takanakuy (golpearse entre sí) es una tradición que tiene lugar al este de la ciudad de Jauja. Aquí, chicos y grande se mezclan en un frenesí que consiste en cruzar un brazo del torrente, arrojar agua a los amigos y espectadores y bailar provistos de campanitas que las repican al compás de la música ambiental.
Explicación científica, también
“Es algo mágico, el río sana y limpia, siento una energía, eso es transformador, nuestros antepasados lo llamaron juchamicuy. También es preciso manifestar que el frío activa el sistema inmunológico que protege el organismo de muchas enfermedades”, refiere Roberto López (Anka Lumi), sacerdote andino.
Anka Lumi hizo un ritual con coca a orillas del río, pidiendo permiso al Yacus para que la gente pueda tocar sus aguas.
Cabe precisar que durante el ritual, estuvo presente una ambulancia del hospital Olavegoya supervisando quiénes podrían caer por efectos del frío. Y así fue, más de uno terminó afectado por las bajas temperaturas, siendo atendidos por los paramédicos. Felizmente no hubo casos graves.
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