En marzo de 2023, estremecía al país la noticia de una niña asháninka de solo 11 años que fue hallada en su vivienda con dos clavos incrustados en su cabeza y heridas que le habrían hecho con un azadón, todo esto para o después de ultrajarla sexualmente. La niña aún con vida fue llevada a Lima pero tras un año y 8 meses de luchar por su vida, falleció en su domicilio ubicado en la comunidad nativa de Tiahuanasqui, del centro poblado de Oventeni, distrito de Raymondi, provincia de Atalaya.

Según narró la madre de la niña Jhovana C.L., Luci Gregoria Leiva Meza, el 12 de noviembre último, luego de una junta médica en el hospital del Niño San Borja, le dijeron que ya no podían hacer nada por la niña y le darían de alta. Ante los ruegos de la madre, le dieron una referencia al hospital Manuel Higa Arakaki de Satipo.

Allí la pequeña permaneció hasta el lunes 25 de noviembre, pero finalmente le dieron de alta para que la llevaran a su casa y le dieran calidad de vida. Luci trasladó a su hija enferma a su domicilio ubicado en la comunidad nativa de Tiahuanasqui donde falleció el último sábado.

En el levantamiento del cadáver de la menor, estuvieron presentes el alcalde, teniente gobernador, la médico del puesto de salud de Oventeni y familiares. Luci Leiva pide justicia ya que considera que la pena para el agresor de su hija debe ser cadena perpetua.

“Mi hija iba a terminar la primaria el año pasado. Tenía muchos sueños. Era cariñosa, responsables y nos ayudaba en la siembra de café”, señaló.

¿Qué ocurrió?

El 26 de marzo de 2023 fue hallada en su casa en el centro poblado de Oventeni, la niña Jhovana C.L., tenía dos enormes clavos (estacas) en el cráneo, también heridas que parecían hechas con un azadón y evidentes signos de abuso sexual. Era claro que habían intentado matarla, silenciarla porque conocía la cara de su agresor. Pero, ella habría dado batalla, primero para evitar que la ultrajen y ahora, inconsciente, luchaba por su vida.

En aquel entonces la menor y su familia trabajaban en el cultivo de café. La última vez que su familia la vio sana, la menor se quedó almorzando en el lugar mientras sus padres se adelantaban a la chacra. También se quedó en la casa Yeison Lucano Leyva, primo de la niña.

Cuando la familia regresó, hallaron a la niña en la cama, con evidentes signos de violencia sexual. Pidieron ayuda y con la mediación del juez de paz Jesús Pacheco Vásquez quien dio aviso a las autoridades policiales, fue trasladada al Hospital Manuel Higa Arakaki de Satipo, a cuatro horas de viaje. Por la gravedad de sus lesiones la llevaron a la capital, a bordo de una camioneta, resistió 6 horas más de viaje.

Mientras, en Oventeni, se buscaba a Yeison Lucano quien se quedó con la niña. Sus familiares aseguraban que desconocidos que semanas los asaltaron y se llevaron 15 mil soles, habían vuelto, agredieron sexualmente a la niña y secuestraron a Yeison. Nada más alejado de la realidad.

Poco tiempo después esta versión quedó desvirtuada, cuando pobladores de la zona, dijeron haber visto a Yeison Lucano solo, con la ropa completamente mojada y en camino a pie hacia Satipo. Su captura llegó a los días. El sujeto confesó su crimen, se acogió a la terminación anticipada y fue sentenciado a 35 años de pena privativa de la libertad, pena que actualmente cumple en prisión, pero que no devolverá a la niña con vida.

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