Victorina de 42 años se dedica a criar y vender ovejas desde hace más de quince años, sin embargo, por la pandemia del COVID-19 no pudo continuar vendiendo en la feria de Coto-Coto, viéndose obligada a rematar a sus animales, debido a que ya no podía alimentarlos. “Fue muy difícil porque no podíamos salir a la feria, ahora al menos venderemos nuestros carneros para comprar pasto y seguir criando más “, contó.
Un caso similar es el de Justo Padilla que se dedica a comprar y vender animales menores. Él durante la cuarentena se apoyó con sus vecinos en ollas comunes porque no tenía un trabajo estable. “Este es un renacer, nosotros pedimos nada más que nos dejen trabajar y ahora podremos hacerlo” , contó.
Monitorean protocolos
Como estos dos comerciantes, otros 900, lograron ayer volver a trabajar luego de 18 meses de no haber podido realizar sus actividades normales por la pandemia del coronavirus.
El alcalde de Chilca, Carlos De La Cruz, junto a diversas autoridades, monitorearon el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad en las cinco áreas habilitadas para la atención al público.
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La representante de la Red de Salud, Edith Pariona, recomendó que asistan principalmente personas que ya cuenten con sus vacunas, como es el caso de los vendedores que tiene sus carnets de inoculación. “Tenemos que cuidarnos todos y evitar nuevos contagios”, señaló.