En el pueblo joven Túpac Amaru, en Chincha Alta, se produjo el desborde de agua residual que afectó a tres familias. Las paredes de adobe de la vivienda de Susy Paucar Manrique no soportó la humedad y colapsó, dejando sin resguardo a esta mujer de 67 años. Los vecinos culpan de esta situación a la empresa que administra el servicio de agua potable y alcantarillado en la provincia: Semapach.
La madrugada del viernes último los moradores de la Av. Revolución Mz. 4 despertaron con una desagradable visita. El agua de la red de desagüe se salió y comenzó a ingresar a los predios más cercanos. Los vecinos aseguran que el hecho se registró al promediar las 5 de la mañana y que avisaron a la prestadora de servicio sobre lo que ocurría para atender la emergencia antes de una afectación mayor.
Agua negra
Señalan que la respuesta no fue inmediata y que producto de esto las casas comenzaron a inundarse. El lote 15 donde vive la sexagenaria, con su hija y sus dos menores nietos fue una de las más afectadas. El agua negra se mantuvo por horas recorriendo las habitaciones, sala, cocina y demás ambientes. Las paredes de adobe que protegían a la mujer quedaron vulnerables ante situación desafortunada.
Los residentes se vieron obligados a salir de la casa para esperar la atención de Semapach, al igual que las otras dos familias. Según los vecinos cerca del mediodía llegaron los trabajadores y desviaron el agua negra hacia el canal de regadío de la zona. Pero, para ese entonces ya era tarde para la vivienda de Paucar Martínez. La pared de adobe del interior se había caído, por fortuna no hubo lesiones personales.
La mujer no puede retornar más a la vivienda que habito por años, y ante el inminente riesgo de colapso de las paredes del exterior se colocó una cinta de seguridad para evitar que las personas se acerquen. Los afectados exigen que la empresa Semapach asuma responsabilidad en este hecho y pueda reparar los daños causados por este nuevo desborde de agua de alcantarilla que se registra en la provincia.