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Una historia de terror vive Helen Yáñez, una joven de Pisco, en el departamento de Ica, quien ha sido testigo de la muerte de 13 familiares suyos a raíz del COVID-19, según reveló Buenos Días Perú.
El último de sus familiares en perder la vida fue su abuelo de 74 años, quien no soportó la enfermedad. Desde los exteriores del hospital “San Juan de Dios”, Yáñez hizo un llamado a los políticos ante el sombrío escenario que se vive por la pandemia.
“¿Qué pasa con las autoridades? Con todos esos candidatos que han hecho campañas millonarias y no son capaces de venir acá donde están todos aquellos votantes a los que le pidieron su voto. Yo no quiero perder a mi papá”, comentó.
Sobre el caso de su tía, la joven manifestó que no tuvo más alternativa que “hacer un escándalo” a fin de que la trasladen a una cama de Cuidados Intensivos para que pase sus últimos días de vida.
Asimismo, criticó a los trabajadores de funerarias que se acercan a los familiares de pacientes COVID-19 y les ofrecen precios de ataúdes como premeditando lo peor para ellos.
“Lo peor es esta gente que está acá afuera, preguntándote si tu paciente está bien o se va a morir para venderte cajones, como buitres. Y cuando muerte tu paciente, el hospital brinda tus datos para que la funeraria te llame para ofrecerte un servicio. Cómo es eso posible, que no tengan sensibilidad ni humanidad”, señaló.
El caso de Helen es recurrente en Ica, una de las zonas más afectadas por la pandemia en el país. Solo basta conocer el porcentaje de letalidad (7%) para convencerse que el virus hace de las suyas en la región.
