La máxima autoridad de la UNT revela que la virtualidad llegó para quedarse a su casa de estudios, tras firmar un convenio con la Universidad Internacional de La Rioja.
La máxima autoridad de la UNT revela que la virtualidad llegó para quedarse a su casa de estudios, tras firmar un convenio con la Universidad Internacional de La Rioja.

El inicio de la pandemia de la en el país, en marzo de 2020, obligó a las universidades públicas y privadas a cerrar sus puertas y a impartir las clases de manera virtual, modalidad que la gran mayoría de ellas nunca había experimentado. Poco más de dos años después, sin embargo, la educación digital se ha convertido no solo en una necesidad para muchas casas de estudios superiores, sino también en un objetivo.

La Universidad Nacional de Trujillo (UNT) acaba de firmar un convenio con la Universidad Internacional de La Rioja (España) para fortalecer la enseñanza a distancia. ¿Qué tan importante es este acuerdo teniendo en cuenta las experiencias que viene dejando la pandemia?

La Universidad Nacional de Trujillo ha decidido empezar un proceso serio y responsable de digitalización de sus escuelas de pregrado y posgrado, y este convenio resulta ser la parte más importante. Por eso, ya hemos empezado a ver el tema presupuestal para capacitar a más de un centenar de nuestros docentes a fin de que ellos repliquen la experiencia asimilada en ese intercambio de formación.

¿Usted está anunciando que la UNT ha entrado a una etapa de digitalización?

Definitivamente sí. Quiero que la comunidad universitaria de la UNT sepa que estamos empezando esa nueva etapa, que los prolegómenos de la misma radican en la experiencia de virtualidad que tenemos. Eso creo que nos sirve como primer piso para que sea una base sólida. Hay cursos y carreras profesionales que muy bien pueden enseñarse virtualmente, digitalizarse.

¿Cuándo entonces la UNT podrá ver traducida la digitalización de algunos cursos en aulas virtuales?

Yo creo que en no más de un año podemos tener experiencias de esa naturaleza.

¿Cuántos alumnos ya han regresado a las aulas de manera presencial?

Entre el 25 y 35%.

¿Esta digitalización supondrá entonces que los docentes tengan un nuevo perfil, otras habilidades?

Nuestros reglamentos ya los hemos adaptado. Justamente estamos exigiendo la experiencia y el conocimiento en la digitalización. De lo contrario, de nada valdría incorporar a docentes que luego vamos a tener que capacitarlos. El nuevo perfil debe estar vinculado a dos cosas: primero, a la gran competencia que deben tener para asimilar la virtualidad o la digitalización; en segundo lugar, capacidad para trasmitir conocimiento a estudiantes que no pueden radicar en Trujillo por diferentes factores, básicamente económicos.

Hay personas que cuestionan la virtualidad porque aseguran que la enseñanza no es de calidad.

No es verdad que no sea de calidad.

¿Garantiza una buena enseñanza la virtualidad?

Por supuesto, tenemos muchas experiencias positivas en el mundo. En España hay varias universidades que nunca abrieron sus puertas a una sola clase presencial y sus egresados son extraordinarios profesionales.

Pero cuál es la experiencia de la UNT.

Tampoco, considero, se puede negar que el cambio abrupto que hubo fue difícil para muchos, por no decir para todos. Es una experiencia positiva. Primero, porque tuvimos que adecuar nuestro presupuesto para adaptarnos a la virtualidad. En segundo lugar, aprendimos a manejar nuevos patrones conductuales como el control de nuestros docentes y servidores administrativos para el respectivo ejercicio de sus funciones. Esta universidad nunca se paralizó. Entonces, esa gran experiencia acumulada nos sirve ahora.

La Asociación de Universidades Nacionales del Perú (Aunap) ha emitido un comunicado para reiterar sus críticas a la “mal denominada ley de autonomía universitaria”.

Es un sector que está fraccionado. Jamás vamos a estar en contra de la calidad, de la excelencia. Lo que no queremos es interferencia. Aquí nosotros no podemos modificar la currícula de una escuela profesional si es que no tenemos la autorización de la Sunedu, eso es inaudito. Las universidades deben estar alineadas al plan de desarrollo nacional. Si no se inserta en esa gran demanda social, económica y política, inclusive, entonces está desfasada y no sirve para impulsar ese desarrollo.

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