La primera vez que este periodista escuchó el nombre de Chota fue durante la universidad. En la Escuela de Periodismo (hoy Ciencias de la Comunicación) de la Universidad Nacional de Trujillo teníamos a una compañera chotana: Elena. En la Facultad de Educación, donde estaba instalada improvisadamente nuestra escuela, conocí a otros estudiantes de ese pueblo de la sierra nororiental. Entonces supe que Chota es el distrito capital de la provincia del mismo nombre, en el departamento de Cajamarca. Luego supe que estaba a más de 2,300 metros de altura y también escuché una frase cruel sobre los ciudadanos procedentes de ahí: “Al chotano ni la mano”.
Pocos años después Chota volvió a ponerse en la agenda, o al menos en la agenda que me concierne. Resultaba que el hombre que había ganado la elección al Apra y había roto el reinado aprista de décadas en Trujillo, César Acuña Peralta, era chotano. El nombre de la ciudad de Chota estuvo íntimamente ligado al protagonismo de Acuña como alcalde y yo recuerdo, incluso, haber utilizado esta frase también malévola en una de mis críticas columnas dedicadas a la autoridad municipal: “Ese Napoleón chotano que quiere engrandecerse desde el poder”.
También recuerdo haber visto cómo un periodista y amigo trujillano fue chancado en las redes por criticar las fiestas de Acuña alcalde en la plaza de armas. Su crítica terminó siendo igualmente malévola y, estoy seguro que sin querer, incluso clasista: “Trujillo no es Chota”, le increpó, lo que por supuesto levantó la indignación de algunos.
Como pueden ver, Chota suele ser comentado con ese estigma pueblerino y hasta insular, no necesariamente para bien.
Chota volvió a la agenda, esta vez a la agenda nacional electoral. Primero, porque el candidato que pasó al balotaje, Pedro Castillo, es natal de esa ciudad. No fueron pocos los que repararon en una curiosidad: Castillo le ganó a Acuña con gran distancia en esta provincia. donde ambos nacieron. El profesor de primaria arrasó al empresario educativo.
Chota se convirtió el sábado en la capital de la segunda vuelta electoral. Si bien fue el escenario en que dos candidatos absolutamente demagogos soltaron una lista espantosa de anuncios populistas en un eventual gobierno suyo, lo cierto es que Chota, pese a todo, se hizo respetar. Sus autoridades organizaron un evento electoral en solo 24 horas sin mayores contratiempos. Se puso además esta ciudad cajamarquina ante los ojos de todos. Aunque algunos se quejen de haber ido hasta allí, o de la lejanía, Chota es parte de ese Perú que no hemos sabido mirar todo este tiempo.