Trujillo se asfixia con olor a muerte. En los últimos días “la ciudad de la eterna primavera” se ha convertido en la ciudad del calvario en donde cientos de mujeres y hombres luchan, esperan y elevan plegarias para conseguir oxígeno y camas UCI.
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En medio de este panorama debería reflejarse la conciencia ciudadana por amor propio y por amor al prójimo; sin embargo, la informalidad, mal sustentada en la falta de empleo en tiempos de pandemia (pues es un problema histórico, la resaca eterna de una pésima gestión edil en materia de fiscalización y control) refleja nuestro lado más perverso y egoísta como sociedad.
Por estos días, las calles aledañas al centro histórico lucen abarrotadas de ambulantes e informales para quienes el contagio no supone un peligro porque necesitan trabajar: en desmedro de la salud pública, en contra de la vida y reflejando que como sociedad aún no articulamos para superar una crisis. Trujillo es una mala fotografía y la informalidad, su pie de página más indignante.
Testimonios
Correo recorrió los alrededores de la avenida España y pudo recoger algunos testimonios de los comerciantes informales (la mayoría extranjeros) que ya le perdieron el miedo a un virus invisible que en los últimos días ha cobrado la vida de más liberteños.
“No nos queda de otra amigo. Tenemos familia y necesitamos llevar algo para poder comer. Sabemos que corremos un riesgo, pero ahora más importa el factor económico que el virus”, nos dice un joven venezolano que llegó hace dos años a Trujillo y por estos días se gana la vida vendiendo ropa.
“Si es que uno no trabaja no come, señor. Yo salgo desde temprano de mi casa y no solo tengo que pelear con este coronavirus, sino también con los serenos que no nos dejan trabajar”, comenta una mujer mientras vende y carga en sus brazos a su pequeño niño.
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Sin personal
Agentes de seguridad ciudadana y de comercio informal, junto con el Ejército Peruano y la Policía Nacional, hacen hasta lo imposible por recuperar las calles del comercio informal, pero esto solo puede ser por horas.
“Todos los días estamos con el personal haciendo operativos en el jirón Sinchi Roca y calles aledañas. Nosotros hemos limpiado estas zonas, pero los ambulantes no entienden y persisten. La mayoría es de nacionalidad venezolana, quienes faltan el respeto y aprovechan el relevo que es a las 2:00 de la tarde para que se metan, pero nosotros volvemos a sacarlos. Esto es de todos los días”, sostuvo Alejandro Mazuelos Ramos, gerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad Provincial de Trujillo.
En seguridad ciudadana hay un déficit de personal por diferentes motivos, por lo que se va a contratar a más trabajadores.
“No tenemos personal para estar en todos lados. Tenemos 880 agentes pero actualmente solo estamos trabajando con el 35%. Hay personal que está de vacaciones, descansos médicos, coronavirus, los que hacen uso de sus francos y personas vulnerables, que suman un total de 500 agentes que no trabajan. Ante esto se está viendo la contratación de 60 agentes más”, finalizó Mazuelos Ramos.