Alianza Para el Progreso, el partido de César Acuña, ha sufrido una derrota capital en la provincia de Trujillo. El arrastre de Acuña, que ganó la Región (aunque aún no se sabe si habrá o no segunda vuelta) no fue suficiente para ayudar a su candidato a la alcaldía, José Ruiz. Ruiz fue un alcalde de bajo perfil, un candidato poco comunicativo y poco expresivo, un político cuya medianía e intrascendencia quedó aún más en evidencia ante ese showman mediático que resultó ser el ganador: Arturo Fernández.
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José Ruiz y su entorno debieron prever sus problemas desde el momento en que la gente en Trujillo no reconocía el rostro ni el nombre de su alcalde, que asumió el cargo cuando Daniel Marcelo cayó en desgracia después de una sentencia condenatoria en segunda instancia.
Al frente tuvo a un personaje ruidoso, circense, diría a ratos payasesco, y que además aprovechó los falos enormes de sus huacos moche para publicitarse. Claro, además de ello logró ornamentar algunas zonas turísticas de Moche. En un país como el nuestro un poco de cemento bien puesto suele ser visto como una virtud mayor.
Pero el triunfo de Fernández, también hay que decirlo, es una derrota de la mujer y su lucha reivindicativa. Es un retroceso en ese aspecto. Fernández tiene una sentencia por agredir verbalmente a una mujer policía, tiene otros procesos por violencia familiar; su lengua viperina suele ser puesta de manifiesto una y otra vez contra las mujeres. A una fiscal la llamó alguna vez “prostituta”.
Pero vivimos en una sociedad machista en la que usar un falo gigante da réditos. Y el nuevo alcalde de Trujillo es fruto también de esto.
Pero ojalá fuera solamente eso. El nuevo alcalde de Trujillo tiene también cuentas por saldar ante la justicia.
Es, también, el triunfo de la chabacanería. Pero mucho tiene que ver aquí APP y su desgaste, el desastre de ciudad que nos está dejando. Más preocupados en disputarse el poder, se olvidaron de gobernar para los ciudadanos. Acuña tiene una responsabilidad y él también lo sabe, lo ha comprobado con su victoria pírrica. Podría ir a segunda vuelta y ese sería otro escenario, un escenario incierto. Acuña no ganó con la distancia que algunas encuestas indicaban en las semanas previas. Ha obtenido Acuña su votación más baja desde que postuló por primera vez en esta jusridicción. Esa votación que bordea el 30% es un registro histórico, para mal.
Y por eso hubo ayer silencio sepulcral en su local partidario. Fue una victoria que más se sentía como derrota.