El pequeño recibió los impactos de bala y perdió la vida. Un nivel cada vez más aterrador de la delincuencia. Ocurrió en Miramar.
El pequeño recibió los impactos de bala y perdió la vida. Un nivel cada vez más aterrador de la delincuencia. Ocurrió en Miramar.

El asunto es trágico: mientras la agenda nacional y hasta regional se concentra en los escándalos que semana a semana se dan en el gobierno y en el entorno presidencial, así como en la cada vez más latente posibilidad de una vacancia presidencial, el crimen por este territorio se encuentra desatado y ha llegado a niveles de terrible crueldad.

Ayer ocurrió un hecho trágico y doloroso. Unos sicarios llegaron en motocicletas y balearon la puerta de una casa en la que se aprestaba a salir un hombre y su menor hijo de 5 años. El pequeño recibió los impactos de bala y perdió la vida. Un nivel cada vez más aterrador de la delincuencia. Ocurrió en Miramar.

Ayer también una mujer de 45 años fue asesinada de dos balazos en el Alto Trujillo. Es como si los hampones se sintieran tranquilos y totalmente sueltos en plaza para cometer sus crímenes.

Días atrás fuimos testigos de un caso pocas veces visto: el secuestro del hijo de una regidora de El Porvenir. Después de torturarlo y enviarle imágenes de esa tortura a la familia, fue finalmente liberado a cambio del pago de una cuantiosa suma de dinero.

En las últimas semanas las noticias de actos delictivos han entrado en una espiral tremenda, cada vez son más crueles y despiadados. Detrás de ellos está el cobro de cupos, la extorsión, el sucio dinero por el que se deja a familias enteras sufriendo por el dolor de la pérdida. Era esperable, de alguna forma, este golpe del crimen después de un tiempo en el que estuvieron replegados por la pandemia.

Y no hay mayor ventaja para los delincuentes que tener a autoridades políticas nacionales, e incluso locales, distraídas en asuntos de crisis políticas, mareadas en medio de la inestabilidad política y en la incertidumbre del futuro inmediato.

Los congresistas de La Libertad han tocado el tema y han hecho el correspondiente llamado al gobierno, pero ¿cómo se puede trabajar una agenda tan importante sobre la seguridad ciudadana si es que algunos de los mismos parlamentarios de esta región están embarcados en empujar una vacancia presidencial? ¿Cómo el gobierno puede concentrarse en trabajar por combatir la inseguridad si anda de escándalo en escándalo y tratando de defenderse de los problemas políticos que se le presentan a diario?

Es bastante decepcionante y desalentador ver cómo nuestra clase política posterga los problemas más urgentes del país para ponerse a perseguir sus objetivos políticos, porque está claro que son ambiciones de poder, actitudes que no han terminado desde la polarizada segunda vuelta que tuvimos.

Y, justamente, la mejor noticia para los criminales, tanto comunes como organizados, es que nuestros políticos estén imbuidos en esos asuntos que hacen ruido y concentran sus energías. Una tragedia.