Bandas de venezolanos, ecuatorianos y peruanos toman las vías de Chiclayo por cuadrantes donde existen hasta 40 mujeres que ofrecen sus servicios sexuales a parroquianos y los cuales deben pagar la suma de S/50 a la semana a los delincuentes o de lo contrario las amenazan de muerte. Cabecilla es alias “Kevin”.
Bandas de venezolanos, ecuatorianos y peruanos toman las vías de Chiclayo por cuadrantes donde existen hasta 40 mujeres que ofrecen sus servicios sexuales a parroquianos y los cuales deben pagar la suma de S/50 a la semana a los delincuentes o de lo contrario las amenazan de muerte. Cabecilla es alias “Kevin”.

La delincuencia cada día se torna más peligrosa en la región , cuyos hampones entre su accionar delictivo está también el de extorsionar a las trabajadoras sexuales, a quienes les exigen pagar un “cupo” de dinero para dejarlas trabajar.

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Correo logró entrevistarse con algunas meretrices, quienes han visto en el oficio más antiguo del mundo un ingreso económico para subsistir, y nos cuentan que han tenido que sortear una serie de peligros en este laburo.

Bandas

Por temor a represalias y para cuidar su integridad física, a una de ellas la llamaremos “Esmeralda”, quien a sus 27 años le ha tocado vivir de este oficio, pero como ella lo ha dicho, no ha sido nada fácil ni tan productivo, ya que la “plaza” está muy copada en Chiclayo, donde tanto mujeres como travestis y gay se prostituyen en las céntricas calles.

“Esmeralda” asegura que actualmente existen hasta tres bandas de maleantes conformadas por venezolanos, ecuatorianos y peruanos, quienes han dividido en cuadrantes las calles donde ellas se paran a la espera de clientes.

El cabecilla de esta mafia es conocido con el alias de “Kevin”, un ciudadano de nacionalidad venezolana que ha tomado el control desde Arica hasta el parque “Las Fuentes” ubicado a inmediaciones del Mercado Modelo, donde más de 40 chicas ofrecen sus servicios sexuales.

Según las féminas, obligatoriamente tienen que cancelar la suma de S/50 a la semana, y si se pasan un día deberán pagar S/100 o de lo contrario las amenazan a través de mensajes a sus WhatsApp.

“Esmeralda” mostró una de las advertencias del hampón alias “Kevin”, quien en su estado de WhatsApp colocó el siguiente anuncio intimidatorio: “Buenos días, hoy es viernes y no quiero errores, ni que sean las 9 (de la noche) y estén esperando por ustedes, a las 5 más tardar todas las chicas tienen que cancelar toda su semana... Para eso tienen la semana completa y están facturando más... La que se pase del día ya sabe que se tiene que cancelar 50 soles más. Ya está bueno de sinvergüenzuras. La que ya tiene varias semanas en lo mismo la voy expulsar de todo Cix”, se lee en una de sus amenazas.

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Otros cuadrante

Otra zona donde opera una mafia es entre la calle Arica hasta Pedro Ruiz, donde está controlada por delincuentes ecuatorianos.

Asimismo, una tercera banda de maleantes la conforman venezolanos y peruanos y estos controlan a las trabajadoras sexuales de la calle Alfonso Ugarte y un espacio del parque Las Fuentes, donde se mueven alrededor de 100 meretrices. La tarifa de extorsión que exigen es la misma: S/50.

Correo también conversó con “Rubí”, quien contó que estos cabecillas les exigen dinero a cambio de “chalequearlas”, es decir, darles seguridad.

“Nos dicen que tienen a varios vagos detrás de nosotras, que será inútil si tratamos de escapar o sacarles la vuelta con los clientes. Son 50 soles semanal y por cada cuadrante sacan entre S/2,500 a más de dinero. Dicen que es también para pagar a su gente y que ellos están trabajando al igual que nosotras para protegernos de los hombres malos. Que ni denunciemos a las autoridades, porque vamos acabar al igual así como mataron a unas prostitutas en Lima que se negaron a cancelar el cupo que les pedían. En realidad tenemos un poco de temor porque a veces las amenazas también van contra nuestras familias. Aquí trabajamos peruanas y extranjeras y a veces no hay clientela”, nos contó.

“Rubí” también nos enseñó las publicaciones que realizan estos tipos que a parte de extorsionadores se hacen llamar sus “cafichos”. Sin embargo, dijo que ellas a veces cuando no completan la cuota diaria y solo sacan para comer, los tienen que llamar para que les den un poco más de tiempo.

“Nadie me tiene que estar llamando ni escribiendo por nadie. La que no comunicó que se fue, me paga. Aquí yo no estoy jugando, aquí estoy trabajando y no estoy para perder el tiempo. L@s ubico y me pagan... Lo primero es la responsabilidad (emoticón de enojado)”, escribió uno de los delincuentes a sus víctimas.

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Desprotegidas

De igual forma otra de las mujeres, quien pidió que la llamemos “Juliet”, declaró a Correo que entre las chicas que se prostituyen también hay menores entre 16 y 17 años de edad, que han sido colocadas por los malhechores, prácticamente obligadas a vender su cuerpo al mejor postor, pero la mayor parte del dinero que cobran las adolescentes se lo llevan sus “cafichos” extorsionadores que son de otros países.

“Juliet” añadió que hay denuncias en algunas comisarías del centro de la ciudad, pero, al parecer, los extranjeros entregan una “bolsita” con varios billetes para entregarle a malos oficiales y suboficiales de la Policía Nacional del Perú para evitar que realicen operativos y las trasladen a las delegaciones. Son muchas las extranjeras que están de forma ilegal, ya que no cuentan con su documentos migratorios.

“A veces los que hacen operativos son de Seguridad del Estado, Escuadrón Verde o Unidad de Emergencia, pero una vez al mes, no muy seguido. Aquí debería entrar a investigar la Policía de las comisarías César Llatas Castro, El Porvenir y Familia, pero rara vez lo hacen. Ellos pueden hace un trabajo de investigación. Pedimos a los agentes de la Divincri que ellos son mas especializados y puedan lograr capturar a los cafichos que nos extorsionan semana a semana y no es justo que se lleven nuestro dinero fácilmente. O sea, trabajamos para ellos. Los venezolanos nos pueden hasta matar, nos gritan y hasta armas de fuego nos han mostrado para tenerles miedo”, declaró.

Extorsión edil

Por otro lado, las desprotegidas mujeres denunciaron que hasta el personal de la Municipalidad Provincial de Chiclayo (MPCh) las extorsionan para no hacer operativos.

Aseguran que se les acercan agentes del Serenazgo de la (MPCh) y para que no las saquen de la zona simplemente tienen que darles el servicio sexual totalmente gratis.

“Los serenos son otros sinvergüenzas y abusivos que llegan a vernos a cada esquina o donde estemos paradas y de frente nos jalan y nos dicen para ir al hostal, incluso hasta nos hacen pagar la habitación a nosotras. Todo tenemos que darle gratis y hasta más de una hora, muchas veces lo hacen estando de servicio. Por necesidad de trabajo aceptamos sus chantajes”, agregó “Malaga”.

Chalequeo

Anteriormente, fuentes policiales de la División de Investigación Criminal (Divincri) andaban detrás del desaparecido César Miguel Paz Rioja, alias “Magallo”, exintegrante de la organización criminal “La Gran Familia”.

Lo investigaban por cobrar cupos a las prostitutas, tanto mujeres y travestis de la calle Arica y Pedro Ruiz, a quienes les brindaba “chalequeo”.

En su momento, “Magallo” tenía problemas con venezolanos con quienes se disputaba el control de toda la zona de la prostitución.

Según los detectives, “Magallo” cobraba hasta S/100 semanal a las chicas, lo cual era demasiado para ellas y ya no querían continuar dándole sus dádivas. También denunciaron públicamente al exsecuaz de Ángel Román León Arévalo (a) “Viejo Paco”, quien murió en el penal de Challapalca en la ciudad de Tacna.

Tal y como se informó, Paz Rioja fue asesinado de dos balazos cerca a su vivienda en la intersección de la avenida Humbold y Jayanca del pueblo joven Nuevo Mundo, en el distrito de José Leonardo Ortiz.

Fueron dos los sicarios a bordo de una motocicleta quienes lo siguieron desde el bar “La Gallera” de San Antonio, donde estuvo bebiendo licor con sus primos. Uno de los asesinos sacó su arma de fuego y uno de los disparos le impactó atrás de la oreja derecha y le salió por la boca; mientras que el otro proyectil le atravesó el pecho, cayendo violentamente sobre el pavimento. Su muerte fue casi al instante.