Un conductor rompió en llanto al ver su vehículo reducido a cenizas. No solo perdió su herramienta de trabajo, sino también quedó con una deuda que arrastra desde hace más de tres años, la cual asumió a través de un préstamo.
Él es uno de los afectados tras el incendio que destruyó más de 25 cústers en Independencia, presuntamente provocado por extorsionadores. “No lo he terminado de pagar. Debo a una caja”, mencionó con la voz quebrada.
El hombre, además de ser el sustento de sus dos hijos pequeños, cubre la educación universitaria de su hijo mayor.
“Ayer participé en el paro, apoyando contra las extorsiones. Al regresar, dejé mi cúster en la cochera y me preparé para salir temprano a trabajar. Jamás imaginé que la perdería”, relató visiblemente afectado.