El Viernes Santo recobró cierta normalidad en el presente año. Las tradiciones de subir a los diferentes calvarios se habían interrumpido a consecuencia de la pandemia de la covid-19, que paralizó la Semana Santa por los dos años anteriores.
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Sin embargo, ayer fue diferente en las principales ciudades altiplánicas. Cientos de peregrinos escalaron los cerros Azoguine y Huaynapucara en la Ciudad Lacustre, muchos acompañaron la escenificación de la Pasión de Cristo.
En la ciudad de Juliaca, uno de los cerros más concurridos fue el Cristo Blanco, también El Espinal, a donde los fieles se dirigieron y recogieron espinas y otras hierbas.
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En el sur, en la ciudad de Juli (Chucuito), también se vivió el renacer del Viernes Santo. El mirador de San Bartolomé fue el escenario más concurrido, a donde la población acudió a prender velas, dar sus oraciones y similares.
Más tarde, los mercados de las principales ciudades también fueron concurridos por comerciantes de hierbas, comida tradicional de Semana Santa y otros.
En la ciudad de Huancané, el mercado fue abarrotado en busca de productos del mar, con el objetivo de garantizar la comida de esta fecha.