A pesar de las consecuencias fatales que se ha registrados todo el año, los incendios forestales no cesan y siguen dejando muerte y desolación a su paso. Todos lo que se han registrado este año han sido producidos por la mala práctica de personas de la zona rural que quemas los pastos para renovarlos o iniciar con el sembrío de sus productos de pan llevar.
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Solo en esta semana, se ha registrado cinco incendios de mayor y regular proporción en localidades de las provincias de Puno, Melgar y Lampa. El acceso a varios de estos lugares es complicado, por lo que muchas emergencias no pueden ser atendidas por los bomberos.
Tragedia
El jueves 20 de octubre inicio un incendio en el distrito de Orurillo (Melgar) y se extendió por tres días. Según la alcaldesa de esta localidad, María Antonia Apaza las comunidades afectadas fueron Palcamayo, Huanacomarca, Unión Collana, Sunimarca y sectores aledaños.
Además de la pérdida de grandes extensiones de pastizales para el ganado, lo más penoso para los lugareños fue ver cómo su ganado murió calcinado, y que ellos no pudieron hacer nada para salvarlos de las grandes lenguas de fuego.
De acuerdo al reporte de la plataforma de Defensa Civil, el siniestro mató a 37 alpacas mejoradas de una familia en la comunidad de Palcamayo. Mientras que 14 vacunos, 45 alpacas y algunos ovinos de 23 familias quedaron con graves quemaduras.
La autoridad edil indicó a los medios de comunicación que para todo este año les asignaron un presupuesto de 12 mil soles, el que es ínfimo para atender este tipo de emergencias.
Al haber rebasado la capacidad operativa de este distrito, los lugareños y autoridades piden la asistencia del gobierno regional. Estas familias lo perdieron todo, ya que sus animales eran su principal su fuente de sustento. También necesitan materiales para reconstruir sus casas.
Atuncolla
La tarde del viernes, otro un incendio forestal de grandes proporciones se produjo en la comunidad de Buena Vista, del distrito de Atuncolla (Puno). El amago puso ser controlado en horas de la noche con la ayuda de los pobladores de la zona y Serenazgo.
Clemencia Roque y sus dos hijos, que son huérfanos de padre, perdieron su casa de material rústico juntos a todos sus enseres, alimentos, dinero y otros recursos para poder subsistir.
Uno de sus hijos es Luis Alberto, quien cursa el quinto de secundaria en el colegio Agropecuario San Andrés. Invocó a las autoridades de Atuncolla y la comuna de Puno a que los asistan con alimentos, ropa y materiales para su vivienda.
La tarde de ayer, otro incendio se desataba en de Catachilla, donde los pobladores invocaban la presencia de los bomberos para apagar el fuego que se extendía por el viento. Las comunidades aledañas realizaron denodados esfuerzos para sofocar las lenguas de fuego.
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Penado
De acuerdo a la normativa vigente, provocar estos siniestros está penado con 12 años de cárcel, al representar un delito contra la ecología y el medioambiente. Según información del Centro de Operaciones de Emergencia regional (COER) de Puno, solo en el mes de septiembre se perdieron más de 19 mil hectáreas de pastizales.
El saldo más trágico de este tipo de incidentes ocurrió el 8 de octubre, cuando una persona adulta mayor murió quemada en la comunidad campesina de Vizcachani, sector Aquesaya del distrito de Orurillo.