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Luego que se hiciera público el estado deplorable en el que se sacrificaban a los animales en el camal del distrito de Corrales, de la provincia de Tumbes, el establecimiento será clausurado.
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La resolución de clausura deberá ser emitida a más tardar el lunes por la Municipalidad Distrital de Corrales, entidad que administra el local carente de higiene y con otras graves observaciones.
Alistan denuncia
Si el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) corrobora que se continúa operando en la misma situación, el representante de la Fiscalía Provincial Especializada en Prevención del Delito de Tumbes, Javier Coveñas Vílchez, mencionó que, como parte de sus funciones, derivará todos los actuados a la Fiscalía Penal de Turno.
De esa manera, precisó que serían denunciados el alcalde Hugo Pérez Dios y los funcionarios ediles de las áreas competentes.
Sanción
Por otro lado, se pudo conocer que el Senasa ha iniciado un procedimiento administrativo sancionador contra la municipalidad de Corrales, debido a que el camal estuvo funcionando sin contar con el permiso respectivo.
Esta sanción de carácter económico va desde 40 unidades impositivas tributarias (UIT) hasta 200 UIT.
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Inspección
El último viernes, representantes de la Fiscalía Provincial Especializada en Prevención del Delito de Tumbes, Senasa, Diresa y de la entidad edil de Corrales inspeccionaron el camal, a las 10:40 de la mañana.
El fiscal Javier Coveñas explicó que las diligencias no fueron para constatar el estado del establecimiento (en vista que ya eran públicas las deficiencias de infraestructura y falta de higiene), sino para conocer qué acciones habían tomado las autoridades.
Recalcó que en caso se continúe operando en condiciones que atentan contra la salud de las personas se realizará la denuncia formal contra el burgomaestre y sus funcionarios.
Grave
El lunes de la presente semana Correo informó sobre el estado del camal.
En recientes archivos fotográficos a los que este medio accedió se observa la falta de higiene durante el sacrificio de los animales, los cuales dicho sea de paso eran de dudosa procedencia debido a que no existía un control adecuado por parte del Senasa.
La cerámica del camal estaba impregnada de suciedad y la sangre de las reses se observaba por todo el establecimiento. El suelo estaba lleno de agua que no discurría con facilidad y también se encontraba totalmente sucio. Del mismo modo, hay fierros sucios y oxidados donde se cuelgan las carnes. Asimismo, el local no cuenta con un cerco perimétrico ni energía eléctrica.
