Desde Nueva York, ciudad en la que enfrenta una nueva etapa en su vida y su carrera musical, Damaris, talentosa cantautora peruana habla con Correo sobre sus 20 años de carrera y en especial del lanzamiento de “Yanantin”, álbum en vivo que resume su camino andado. “Siento que este álbum es como el cierre de una primera etapa. Ya estoy trabajando en mi nueva producción, en la que igual entro en la línea de la fusión, pero tal vez explorando otras mezclas. “Yanantin” , resume bastante bien lo que ha sido mi carrera en estas dos décadas”, nos cuenta la cantautora.
Resumir musicalmente diez años de carrera no es una tarea fácil...
Fue difícil al inicio, no estaba tan consciente que cumplía 20 años, y cuando noté que había lanzado en el 2003 mi primer álbum “Dame una señal”, es que decido hacer un concierto de celebración. Luego, cuando empiezo a pensar en el “set list”, me di cuenta lo difícil que era poder resumir, en un concierto tantas canciones y fusiones que he ido haciendo en estos años. Hice muchos bocetos, muchos borradores de por dónde sería, por dónde quería llevar ese viaje.
Finalmente, había que decidirse por una propuesta. Al final pude caer en la lista de canciones que es efectivamente un viaje desde cuando se inicia la música conmigo, y visualmente también hago un resumen en imágenes de lo que ha sido mi carrera. Cada canción tiene una portada con el trabajo de Máximo Laura, que es un artista que yo admiro y que ha llevado nuestro arte textil hacia esa evolución que él le da. Siento que mi música también busca eso, a partir de las raíces, encontrar nuevos caminos y formas de acercarla a un público que no necesariamente conoce lo tradicional; fue importante contar con estos visuales que fueron el hilo conductor de todo el concierto.
¿Consideras que fue necesario salir del Perú para seguir creciendo musicalmente?
Para mí ha sido importante poder hacer un cambio, que empezó desde que me despedí de Miski Taky. Ya venía planificando de tener una experiencia fuera de mi país, y justamente, gracias a lo que he vivido, y lo que he aprendido desde la tradición, he podido encontrar mi estilo musical.
Y Nueva York fue el destino ideal. Un poco todo se alineó, porque surge también esta maestría en Berkeley que sale en Nueva York, es un postgrado que me permitía también resumir mis mundos, juntar mis mundos, porque yo no he estudiado música. Era la primera vez que me embarcaba en un estudio relacionado directamente con la música y con la producción, y en una ciudad como Nueva York que me ofrece lo que más me gusta, que es la fusión.
.Hablando de fusiones que siempre fue tu norte, ¿cómo diferenciar de quién lo hace solo por moda?
Creo que el tiempo es el que puede mostrar eso. Estamos en un momento en que todo es viral y hay carreras que se pueden lanzar muy rápido, pero a la vez duran dos o tres años. Es difícil encontrar artistas, o canciones o música misma, que pase de dos o tres meses sonando, y luego se agota y pasa a una nueva propuesta.
Esa nunca será tu apuesta. Yo soy una artista que anhela hacer música que trascienda en el tiempo, mi sueño cada vez que hago una canción es que no solo satisfaga el gusto actual, sino que puede trascender a nuevas generaciones, que escuchen mi disco de acá a 10 a 15 años.
Hablaste de cerrar una etapa e iniciar una nueva explorando otros ritmos...
Pero, siempre voy a partir de lo nuestro porque es lo que yo soy, soy una huancaína con influencia ayacuchana, totalmente andina, y conozco mucho del ande por el ambiente en el que he crecido. La influencia de mi madre (Saywa) fue vital y haber estado 10 años en Miski Takiy también me ha enseñado mucho de vestuarios, de danzas, de ritmos, entonces soy eso. Siempre cada disco para mi será un atrevimiento, como que el que viene ahora, desde este espacio en el que estoy, tan diverso, tengo las herramientas para poder explorar con más libertad.