Músico, publicista y escritor son los tres oficios que el argentino Daniel Sacro, radicado desde hace nueve años en nuestro país, ha logrado desarrollar con sabiduría y que disfruta sin límite, aunque él tiene su propia teoría al respecto.
“Creo que soy un comunicador. Después de un tiempo de pensar bastante, me doy cuenta que todo va de la mano, como comunicador a veces me toca ganarme la vida haciendo campañas de publicidad y comunicación. Al final mi quehacer diario es escribir, otro poco hacer música y otro poco hacer los posts dedicados que hago en Instagram”, dice Sacro, quien presentará mañana los temas de su más reciente álbum, “En mi azotea ya no hay aeropuertos” en el Yield Rock del Centro de Lima, junto a la popular banda Libido.
¿Cuándo aparece la música en tu vida?
La música empezó a los 12 años cuando encuentro una guitarra de mi vieja abandonada al fondo del armario. Un día la agarré porque estaba aburrido, empecé a tocar melodías de oído y me acuerdo que saqué la de “El Padrino” y a partir de ahí no la solté más. La música siempre fue un camino paralelo que se fue multiplicando y bifurcando, pero siempre estuvo presente en mi vida cotidiana, mis quehaceres y mi trabajo.
Entonces la música no fue un mero pasatiempo para ti.
Siempre la tuve con la idea de que fuera algo, no sé si llamarlo carrera porque no suena muy lindo, pero siempre armé bandas, tuve la idea de grabar, siempre fui muy fan de la música, cuando uno hace canciones y quiere grabar, disfruta de todo lo que ese universo te brinda con mayor o menor suerte.
¿Qué influencias reconoces en tus propuestas?
Siempre estuve influenciado por esa gente que parece tener oscuridad y luz al mismo tiempo, en lo que es música está Spinetta, Cerati, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, que es una banda muy conocida en Argentina y acá más o menos. Me gusta mucho Radiohead, Pink Floyd, ese tipo de música conmovedora, siempre me gustó el lado emotivo de la música y no tanto eso de mover el poto.
¿Cuestionas las nuevas tendencias musicales como el género urbano?
Yo creo que hay de todo, siempre hubo de todo, y tampoco es que esté en contra de algún tipo de música. Hay nichos y el más comercial siempre tiene que ver con el entretenimiento, lo mío va por otro lado, pero hay un montón de gente que prefieren escuchar un disco más para volar que para bailar.
¿Qué es lo que rescatas de la cultura peruana tras nueve años aquí?
Por un lado, tengo un hijo nacido acá, por otro, tengo un montón de amigos peruanos, familia y trabajo acá. Ya me siento un argentino-peruano. No dejé mi raíz porque siento que eso me hace ser quien soy acá, mi raíz argentina es muy fuerte, soy muy porteño, pero muchas cosas del Perú me han influenciado, he bajado las revoluciones en esa arrogancia y altanería típica del argentino.
¿Cómo te llevas con las plataformas digitales y la actual forma de consumir y difundir la música?
Uno tiene que seguir en el río que fluya, aunque no esté tan de acuerdo. A mí me encantan los discos, por eso hice uno, y en un punto trato de aprovechar las redes para hablar de mis canciones, pero siempre voy a defender a los discos, singles y a alguna cosita suelta.
Daniel Sacro
Músico. Daniel Sacroisky, Sacro para sus amigos, es argentino, pero lleva viviendo casi una década en el Perú, donde trabajó junto a dos de los mejores profesionales que ha dado el país en la publicidad: Chini Polar y Flavio Pantigoso.