“He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño”, escribió Joseph Heller, reflexión que le cae como anillo al dedo a Fernando Zevallos, que nunca abandona a ese niño que añoramos con nostalgia y que él rescata cada vez que debe preparar el próximo espectáculo de La Tarumba. Con “Quereres”, el reconocido circo peruano cumple 40 años sobre la pista, arrancando sonrisas, aplausos y sobre todo rescatando ese espíritu lúdico y familiar que le ha merecido reconocimientos como la Medalla de Honor de la Cultura. “Un reconocimiento de esa magnitud es importante, y lo tomamos con alegría, pero sobre todo porque está en el contexto de un reconocimiento que le hacen a una serie de personalidades del circo. Que a La Tarumba la incluyan dentro de ese grupo de personas es muy importante para nosotros”, dice Zevallos.
Asociar al circo con la cultura y como parte de nuestra identidad, es darle su justo valor.
Ese es un trabajo que venimos haciendo no solo en La Tarumba, sino en toda la comunidad circense peruana, porque siempre se ha tenido al circo solo como un espectáculo de entretenimiento. El circo es una de las artes más bellas y más completas, es un arte inclusivo. En el circo puede entrar el grande, el pequeño, el flaco, el gordo, en el circo no hay discriminación sea por creencias, por razas o por físico. Para mí, el circo es un ejemplo de democracia porque para echarlo a andar, cada uno tiene que tener en claro cuál es el lugar que ocupa y la responsabilidad que tiene.
Y qué privilegio el de ustedes, que además de arte, nos regalan alegría. La gente que nos dedicamos al circo, pienso yo, tenemos una bonita y noble tarea, que es la de hacer felices a los demás, eso es un privilegio. Que nosotros trabajemos por la felicidad, aunque sea por dos horas de una cantidad de gente que viene a vernos, es un regalo. Entonces, uno tiene que trabajar de una manera responsable teniendo conciencia del rol que le ha dado la sociedad.
El circo es como ingresar a un mundo atemporal en el que todos somos niños por un par de horas. Yo creo que cuando los adultos van a un espectáculo de circo, realmente van a volver a mirar sus recuerdos, sus épocas infantiles, sus épocas juveniles, es por eso que el circo en cada etapa te marca para toda la vida. Descubrimos el circo en una etapa, digamos tan feliz, porque en la infancia la única responsabilidad que tenemos es la de ser felices, y entonces siempre regresamos a eso.
Sin falsa modestia, ¿consideras que La Tarumba fue marcando un poco la pauta a muchos otros espectáculos circenses? A mí me alegra que año tras año, los circos en el Perú se estén esforzando por mejorar los espectáculos y por traer a artistas de más nivel, eso le hace bien al circo peruano como al público de circo en el Perú. Yo debo ser claro, honesto en decir que La Tarumba se inspira en esas familias de circo tradicional que despertaron mi vocación.
La esencia del circo tradicional no se puede perder.
Cuando estoy montando un espectáculo en La Tarumba, siempre estoy recogiendo el conocimiento que ellos me transmitieron, en cada espectáculo que yo hago, tengo muy presente sus enseñanzas. Muchos de ellos, de repente, no tienen la misma exposición mediática que tiene La Tarumba, pero generación tras generación, se han entregado y han entregado sus vidas al circo para mantenerlo vigente y para que el público infantil pueda seguir enamorándose de una de las artes más bellas..
¿Te enternecen los circos de barrio, esos que sobreviven a todo?
Eso es una poesía, es la esencia del circo, si nosotros logramos que tengan el éxito del público, que tengan presencia en los medios, pero que mantengan esa esencia, que define nuestro circo, yo creo que estaremos consolidando lo que es el circo nacional.
Están cumpliendo 40 años, ¿La Tarumba goza de muy buena salud? La Tarumba tiene larga vida porque yo la puedo ver a través de los jóvenes que hacen circo con nosotros y a través del público joven que viene. Y entonces pienso que más allá de los viejos que dirigimos en estos momentos La Tarumba, yo creo que tiene todavía un espacio por seguir trabajando y desarrollando en el Perú y seguramente en Latinoamérica.