Para la primera actriz Martha Figueroa, “Cocó, el personaje que encarna en la telenovela “Pituca sin lucas”, es un “regalo”, y la aceptación del público es toda una “sorpresa”. “Todos pasamos por un casting muy estricto, y me sorprendió cuando me escogieron, porque el 90 por ciento de mi carrera, como lo he dicho varias veces, siempre ha estado asociada a personajes fuertes, dramáticos. Que me eligieran para una comedia me asombró y me encantó”, dice la actriz a Correo.
Mucha gente podría pensar que las actrices con trayectoria no pasan casting... No es cómodo hacer casting, pero en el caso de esta telenovela, los productores chilenos no conocían a los actores peruanos, y la única forma de que supieran cómo funcionamos era a través del casting. Lo hice sin ningún problema, con varios actores, con seis posibles Bernardos, hasta que quedó Roberto Moll, que era el ideal.
Un ejemplo para las actrices y actores jóvenes, que se envanecen con un éxito. Soy una obrerita del arte, conversamos eso con Roberto, que ya estamos viejos para envanecerse con el éxito, sí nos hace sentir muy complacidos que un esfuerzo, producto de tantos años de trabajo, se corone con este reconocimiento del público.
Nunca se termina de enfrentar retos en la carrera artística, y Cocó es uno de ellos. Y estaba la duda de cómo iba a recibir el público a un personaje tan histriónico, pero a la vez tan controversial, porque digo cosas muy fuertes, pero lo han recibido con un gran cariño. Por donde voy me dicen que les gusta mucho el personaje, ha calado mucho en la gente y estoy muy contenta.
La acogida del público a un personaje siempre será algo impredecible... Sí, y sobre todo porque soy parte de una historia de amor de un par de viejos, porque generalmente los personajes mayores somos la mamá o la abuela, y acá hay dos roles (Don Bernardo) que tienen una vida propia, simpática, muy graciosa.
Con Roberto Moll, su pareja en la telenovela, hay logrado una muy buena química.
Claro, Roberto es un gran actor, para mí uno de los mejores actores peruanos, que además es uno de mis mejores amigos. Entonces, nuestro trabajo se enriquece porque somos amigos, nos respetamos como profesionales, y aportamos cosas también a nuestros papeles con autorización de los directores, aportes que enriquecen a los personajes, los hacen más entrañables y graciosos.
Antes de encarnar a “Cocó” venía del gran éxito de “Brujas” en el teatro.
La carrera artística es una profesión de altibajos, de repente estás arriba, estás abajo, pero arranqué muy bien con “Brujas” una obra de teatro estupenda y que fue un exitazo, seis meses haciéndola a teatro lleno en el Marsano. Fue una satisfacción enorme que la gente te conozca y te salude por una obra de teatro, no es usual. Empalmé mi trabajo con la telenovela, y que esté vigente a mis más de 70 años quiere decir que no debemos ignorar a los actores mayores.
El éxito de “Pituca sin lucas” reafirma que a pesar de las plataformas; la señal abierta y los buenos melodramas siempre van a funcionar muy bien. Efectivamente, no se trata de lo que se hace, sino cómo se hace, y es cierto que ahora hay una gran competencia con las plataformas donde hay cosas tan estupendas, pero el público siempre quiere sentirse identificado, con su país, con sus costumbres, con sus modismos en telenovelas que las puede ver toda la familia.
¿La historia de amor de Cocó y Bernardo compite con la de la pareja protagónica?
No, creo que cada uno aporta lo suyo, la historia de amor entre Techi y Manuel es muy linda, porque además es un amor aparentemente prohibido, entre comillas, que tiene su gran atractivo, y la historia de las chicas también. En esta novela aparte del humor, tiene sus historias de amor para todas las edades, entonces creo que es muy bonito, y no creo que competimos. Cada uno de los romances atrae al grupo que le corresponde, y el de los viejos, le está gustando a todo el mundo.