Para la actriz Maryloly López la palabra lucha ha sido una constante en su vida, por eso, hoy en tiempos de crisis. no resulta nada extraño que haya enfrentando a la desesperanza reinventándose, antes de echarse a llorar. El panorama se le presentaba sombrío, cero actividades artísticas y su local “Son de Cuba”, cerrado, pero ella tenía un as bajo la manga.
“Me quedé con una película sin estrenar dirigida por Josúe Méndez y mi negocio de la discoteca cerrado hasta el año que viene, entonces, yo dije: ‘hay que hacer otra cosa’. Me compré tres máquinas para confeccionar ropa, telas, y empecé un nuevo emprendimiento”, nos cuenta la artista peruano-cubana.
Esta nueva actividad no llega de la noche a la mañana. ¿Siempre te gustó el diseño de modas?
Yo siempre me hacía diseños que no encontraba aquí por ningún lado. Me encanta la ropa colorida, fresca, como buena caribeña. Pero las cosas han cambiado y la gente ya está abierta a otro tipo de tendencias y que lindo que hoy puedas invertir en un negocio y que tenga acogida.
Fue entonces que, en plena pandemia, cuando pocos arriesgan decidiste emprender el negocio.
El primer día que se pudo salir, me fui a Gamarra y mis hijos me decían: “¡mamá estás loca!”. Yo les respondí: ‘No me voy a quedar en mi casa mirando al techo lamentándome que no puedo hacer nada. Tengo dos manos y voy a salir adelante con algo que me guste’. Siempre he pensado que a todo lo que uno le ponga energía, deseo y ánimo, funciona.
Y pusiste manos a la obra...
Me hubieras visto, las primeras veces que iba por telas parecía una astronauta. Con un mameluco blanco, un casco y los lentes por debajo.
Quienes te conocen saben que siempre has sido una mujer luchadora.
Cuando me compré mis máquinas le dije a Tony, mi esposo: ‘si nos quedamos aquí en la casa, sin hacer nada nos vamos a comer los ahorros’. Sé que cuando esto termine voy a seguir con el negocio, amo esto, me gusta el diseño, estoy aprendiendo mucho más de una actividad que para mí era totalmente nueva.
Estos tiempos también son de aprendizaje… para todos.
Claro, si no hubiera sucedido esto de la pandemia, que generó toda esta crisis, no hubiera salido de mi zona de confort. Yo tenía mi negocio y mi vida hecha, estaba cómoda, pero justo se me tuvo que meter una piedra en el zapato y dije: ‘No, un ratito, o sufro por la piedra en el zapato o la quito’. Este no es un mundo fácil.
Pero hay quienes reaccionan mal y se hunden ante un escenario casi apocalíptico.
Si las cosas se ponen difíciles, no vale quedarse parado, este el momento de demostrarnos a nosotros mismos que si no podemos realizar las actividades a las que estábamos acostumbrados, pues tenemos que hacer otras cosas. De nada vale lamentarse y decir: ‘Ay, me está pasando esto o aquello’. No, no, eso no.
Además todos hemos comprendido que lo material es secundario al valor de la familia.
Yo siempre he sido una persona muy familiar, tengo mi compañero de vida, mi alma gemela como le digo a Tony con el que llevo 30 años casada. Para mí el mejor domingo es pasármelo en mi casa con mi esposo, hijos y mis perros, ese es mi mundo, no soy de discotecas, de juergas. Siempre he apreciado mucho mi tiempo en familia pero ahorita lo valoro mucho más, por ese miedo a que le pase algo, que es superior a perder algo material. Eso lo podías ver y percibir en la gente que decía: ‘Con tal de que no le pase a mi familia, o ‘yo no salgo porque no quiero contagiar a mi mamá anciana’. Ese temor, ese miedo de perder a un ser querido es algo que jamás habíamos sentido.
Maryloly López
Actriz. Nacida en La Habana, pero nacionalizada peruana por decisión y agradecimiento a un país que le abrió las puertas hace más de dos décadas. Además de su labor como actriz incursionó en el rubro empresarial de entretenimiento.