Desde el punk provocador e irreverente de sus inicios, hasta “Apocalipsex”, una apuesta personal que marca sus influencias musicales de toda una vida; Pelo Madueño siempre tiene una constante; hace lo que la piel y el alma le dictan. El álbum que representa su propuesta en pleno 2024 será presentado en vivo el próximo 17 de agosto en la Sala Osma en Barranco.
A propósito de “Apocalipsex” afirmas que en estos tiempos hacer un disco acústico, es un acto de rebeldía. Lo que pasa es que la música mainstream en el mundo está casi con la única tendencia de música urbana, hecha en computadoras, de efecto instantáneo. En ese sentido, creo que hoy el trabajo de los cantautores representa una especie de resistencia, vinculada no solamente a otros contenidos de texto, a otros contenidos de sensibilidad, sino también a una escena importante que existe de siempre y que nos va a acompañar porque es parte del ser humano.
Hoy más que nunca es imprescindible la presencia de aquellos cantautores que ahora parecen silenciados. Creo que es importante que la poesía, la sensibilidad que puedes encontrar en autores desde Chabuca Granda hasta Bob Dylan, exista en una escena actual. En las estructuras actuales de la música mainstream se perdió la estructura de canción, pero bueno, esto no es una queja ni nada, porque al final la música de entretenimiento tiene una función y es tan válida como cualquier otra.
¿Cómo llegaste a Apocalipsex? Coincidió con una búsqueda atípica que no hacía desde hace un montón de años, empezar a hacer otro tipo de canciones a partir de la guitarra criolla, este disco lo que tiene de distinto a todo lo que he hecho antes, es que ha sido construido a partir de la guitarra criolla. Eso no solo me ha permitido acceder a que salgan nuevas cosas de mi estado creativo, sino también de mi lado de interpretación. Hay una diferencia en este álbum respecto a todo lo que he hecho antes.
¿Este nuevo álbum ha tenido un proceso de creación más largo que lo habitual? Mucho más largo, las primeras ideas empezaron a salir hace seis años, solo con la guitarra y con la voz. Empezaron a aparecer unos ritmos que yo dije, esto de dónde vienen, el hecho de empezar a experimentar con instrumentos que acompañen a estos ritmos, no con la estructura típica del pop fue la diferencia. Este disco está construido de manera un poco artesanal, ha sido largo también porque lo he grabado parte en Lima, parte en Madrid y lo terminé de grabar en Ciudad de México. Ha tenido mucho tiempo de experimentación en el estudio.
Este proceso casi mágico de experimentar en el estudio no se debe perder ante la estandarización de la música. Con este disco siento que he pasado por primera vez por este proceso, siento que he llegado a un terreno nuevo, y eso para mí tiene un valor artístico, es como una respuesta a un llamado que me dice, oye, experimentemos por aquí, hagamos esto. Mis discos anteriores sí pueden tener referencias claras porque son rock pop, tienen culturas comunes en distintos países, pero en ese disco hay cosas que puedes oír y decir, creo que no hay algo parecido.
¿El público que te sigue lo recibirá como tus trabajos anteriores? Yo creo que mi público de alguna manera, está acostumbrado a que cada disco que hago es un poquito distinto al anterior, además, tengo la bendición de tener un público que sigue mi trabajo, que no sigue a la persona en las redes, está conmigo por mis canciones.
¿La decisión de mudarte a México es definitiva o temporal? En México estoy pasando un tiempo para vivir la experiencia musical y personal, que en parte este disco nuevo me ha llevado. Es enriquecedor estar en un lugar con políticas e industrias culturales sólidas, se genera una educación colectiva sobre el valor de la obra en el tiempo presente que es importante. El problema en el Perú es que no hay futuro porque no se valora el producto presente, solo el pasado, y sin presente no hay futuro.