Fuego en cenizas dormido II es una singular colección de coplas, producto del esfuerzo creativo de un vate de allende la metrópoli, el norteño Julio Carmona.
Él es un poeta cuya tesitura popular se le impone siempre, a pesar de que, en la llamada poesía culta ("Mar revuelta", "A nivel de la arcilla, "No solo de amor"...) es una excelente lírica. Amén de que, asimismo, él no es un declamador sino que se le conoce como un excelente intérprete oral de la poesía.
Conozco al vate desde la década del 60, en que fue mi alumno universitario. Desde entonces viene su vocación impertérrita por la literatura y por la certeza de que el mundo no está bien hecho.
Bardo popular, por antonomasia, no se quedó en la mera repetición de las monsergas que, a veces, limitan la expresión de muchos en este género, sino que JC buscó la propia superación: obtuvo su Licenciatura, luego su Maestría y el año próximo pasado, con una brillante tesis, obtuvo su Doctorado. Por qué menciono esto, porque al poeta no le hace nada mal el estudio, sin caer, por cierto, en el intelectualismo de que hacen gala algunos poetas-docentes-universitarios.
Pero, además, Julio no es de los que se queda callado frente a las vedettes mediáticas de la cultura, y ha participado en numerosas polémicas, siempre al lado de las causas nobles que son las que, más temprano que tarde, harán amanecer a esta gran humanidad que está pronta a decir ¡basta!
Mientras tanto este nuevo y breve libro suyo es un repositorio de preseas. Hay que leerlo con esa mezcla de admiración y agradecimiento que sentimos cuando nos es servido un manjar inefable. Basta citar, en el área del amor: "No preguntes dónde ha estado/ mi corazón -prisionero-/ Busca en tu pecho primero,/ lo hallarás allí encerrado." Y en el de la filosofía, que subyace en toda gran poesía: "Pasas la vida a la espera/ De un milagro antes del fin. /Pero ándate dando cuenta/ Que es un milagro el vivir".
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