César Taboada: "La Lucha" llegará a Chile, Ecuador y Colombia
César Taboada: "La Lucha" llegará a Chile, Ecuador y Colombia

Durante seis meses César Taboada y su socio se empacharon de lechón, asado, pavo, chicharrón, pan y camote. ¿Cuál era la razón? Encontrar la receta perfecta para su propuesta gastronómica. "Queríamos que nuestros sánguches tuvieran ese sabor norteño, jugosos y que al morder se escuche el sonido crujiente del pan". El éxito fue total. Hoy, esta aventura culinaria, que se inició con quince trabajadores en un pequeño local en el pasaje Champagnat de Miraflores, se ha convertido en un imperio con 4 sedes y un nuevo restaurante llamado República. La lucha continúa...

¿Cómo surgió la idea para este negocio?

Un día sentado con mi socio, mientras tomábamos un café, le pregunté ¿por qué no ponemos una sanguchería? Él me dijo: "No, porque hay varios locales de hamburguesas en Miraflores". Entonces le respondí: "No como esos, sino con carne de chicharrón fresca, recién comprada del mercado". Tanto lo conversamos que un día aceptó y dijo: "ya señor César, busquemos un local".

¿Cuál era la propuesta?

Yo quería empezar con algo chiquito. Mi idea era poner pavo, una pierna de lechón, una fuentecita con asado y una plancha freidora, pero que las carnes fueran del día.

Lo tenía muy claro...

Sí. Empezamos a buscar un local y no encontrábamos. En Miraflores todos eran grandes y los pequeños estaban copados. Ya estábamos cansados cuando un día una agencia de viajes que estaba cerca al lugar donde tomaba café con mi socio estaba abierta. Eran las 7 de la mañana y de curioso entré porque pensé que les habían robado. Vi que la dueña se estaba mudando. Entonces dije: "Este local lo queremos". Allí empezó todo.

¿Recuerda el primer día que abrió La Lucha?

Fue un viernes. Le dije a mi socio: "Ya estoy harto de comer 4 a 5 kilos de carne, por qué no dejamos que la gente vaya viendo y sienta el aroma del horneado". Apenas lo hicimos todo era una montonera de chicos. Ese día, en menos de dos horas, vendimos 285 sánguches. Cerramos rápido porque no teníamos licencia. Colocamos un cartel "Próximamente inauguración". El quince de agosto celebramos nuestro quinto aniversario.

Su socio es norteamericano, ¿cómo lo conoció?

En este edificio (Miraflores). Yo me sentaba a tomar café todos los días y un día empezamos a conversar. Al principio no le entendía, pero con el tiempo mejoró. Una vez me dijo que se iba a comprar un restaurante y le aconsejé: "vende comida criolla y vas a ser el hombre más rico del Perú". Es anecdótico pero nunca hablamos de nuestras carreras. Por eso, cuando me comentó que necesitaba un contador porque tenía problemas me reí. Yo era contador. Lo ayudé y ya después vino lo de la sanguchería.

La Lucha es bien concurrida, ¿en qué cree que radique su éxito?

En el buen servicio y nuestra receta original. Además, utilizamos productos de primerísima calidad. Los pavos, por ejemplo, normalmente los entregan congelados a nosotros nos los traen a temperatura de ambiente. Los recibimos, los aderezamos y de frente al horno. Es carne fresca.

¿Cual es su meta?

Mostrar a todo el Perú los sabores de La Lucha. Nos reclaman por todos sitios, pero el problema no es que no querremos soltar La Lucha, sino que para llevar la sazón tiene que ir un equipo de acá al lugar donde nos lleven. Preparar a la gente.

¿Quieren vender La Lucha como franquicia?

Sí. Ahora vamos a estar en el Perú Service Summit, un evento donde asisten solo los restaurantes que son los posibles vendedores de franquicias.

¿A qué países apuntan?

Ya tenemos muy avanzada las conversaciones con una cadena chilena. El segundo paso va a ser Ecuador o Colombia, que están como locos por La lucha.