Comienzo desde la preocupación o la inquietud, porque los productos agrícolas son más que números o estadísticas. En el caso del cacao peruano, la producción ha crecido exponencialmente en dos décadas, se pasó de 24 a 160 mil toneladas según cifras de Minagri, lo que dibuja una línea recta ascendente que se espera siga subiendo. Sin embargo, pongo la lupa sobre dos hechos cualitativos, que, espero yo, no interfieran. Comenzaré por la plaga Carmenta foraseminis conocida como mazorquero. En 2016, hubo reportes importantes de la plaga, que consiste en un gusano que devora las mazorcas desde sus entrañas. Lo cierto es que las pérdidas han resultado enormes. No es la única enfermedad que ataca el cacao, pero es tal vez la más reciente en Perú. Su combate consiste básicamente en prácticas de control agrícola como poda constante y supervisión de los cacaotales, es decir, mucha mano de obra. Porque ni pensar en fumigar, tenemos que considerar que uno de los principales valores de nuestro cacao es su certificación orgánica. En viajes recientes a provincia y preguntando a productores, resulta un problema común. En algunos casos me dicen de manera extraoficial, que han perdido un porcentaje importante de la cosecha. Resulta curioso que cuando he solicitado a Senasa estadísticas sobre el tema, no he tenido respuesta. Sigo esperando. Prefiero pensar que no he sabido buscar o preguntar, que más de dos décadas ejerciendo el periodismo son insuficientes para encontrar cifras que deberían ser de dominio público. Quiero creer que se cuenta con estadísticas precisas sobre el tema, que permitan establecer las localidades donde hay que actuar con mayor celeridad, tomar decisiones, tener una dimensión concreta del problema y su solución. Por lo pronto, hay que estar alertas, las pérdidas pueden ser cuantiosas y se hace imperativo un plan de acción para controlar esta plaga, tal como se ha hecho con otras en el pasado.
So long, farewell!. Otro hecho importante es la partida de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, de Alianza Cacao Perú, organización que reúne a 42 socios del sector privado, que “ha logrado asistir a más de 35,300 familias productoras propietarias de un total de más de 70,000 hectáreas de cacao que han sido beneficiadas con el paquete técnico de buenas prácticas agrícolas y ambientales”, afirma su material de prensa. En un emotivo acto, Jene Thomas, presidente de USAID en Perú, presentó el balance de 10 años de labor, con una inversión de más de 60 millones de dólares en diversos sectores, además de casos específicos de éxito. Sin embargo, no se mencionaron planes a futuro, da la impresión que queda mucho por hacer, es como si se les acabó el tiempo en un momento donde su presencia es importante. En conversación con Alianza Cacao Perú, su presidente, José Yturrios, cuenta que tienen planes para hacer del cacao peruano un producto alineado y comprometido con las buenas prácticas para proteger el medio ambiente, pero sobre la participación norteamericana no hay nada concreto.