¿Cuál es el mejor chocolate? Es una pregunta que recibo constantemente, a la que se suman variables cómo el país de origen del cacao y el porcentaje presente en las tabletas, si tiene leche, frutos secos, el precio, el tipo de azúcar, incluso si ha ganado premios. Parece que esa interrogante admite todas las variables. Pero la respuesta en todos los casos es la misma: solo hay buen y mal chocolate. Depende del gusto de cada quien.
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Posiblemente, el mayor obstáculo a vencer son los prejuicios y el no atrevernos a explorar lo distinto o casarnos con creencias específicas.
El chocolate es un producto vinculado al disfrute, a la indulgencia, al placer, los hay de todos los precios, tipos y cada vez aparecen más variables.
No tiene sentido limitarse a decir, que solo se comen oscuros o de un porcentaje específico, rechazar los que tienen leche, los blancos, un endulzante específico o si provienen de una gran empresa o un pequeño taller. Hay espacio para todos.
El cacao es un superalimento, tiene propiedades excepcionales para la salud, pero el chocolate (su derivado más famoso) no es medicina, por muy beneficioso que sea para nuestro cuerpo físico y estado de ánimo. El chocolate es un producto que se come por gusto, casi siempre a deshora, con él no sustituimos una comida, aunque pueda formar parte de ella. El chocolate cada vez es más popular y el consumo mundial ha crecido exponencialmente, de hecho, en la última década se ha incrementado en un 10%, según datos suministrados por la Organización Mundial del Cacao, lo cual, se debe a muchos factores, como el crecimiento de los mercados de China y la India, los cambios de percepción sobre el producto, que ahora se vincula a la buena salud. Pero también a la optimización de los procesos de producción en todo sentido.
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Entonces, ¿cuál es el mejor?. Si bien hay todo tipo de concursos y premios que intentan responderlo, es muy difícil obtener una respuesta que satisfaga a todos. Se trata de un producto que la mayoría de la gente conoce, sobre el que se tienen opiniones firmes, recuerdos, referencias y creencias. Por lo general, en los casos de los premios, solo muestran una pequeña parte del universo que hay por probar, pero si nos dan referentes para probar productos distintos.
Consideremos además que Perú es un país productor de cacaos excepcionales y sus chocolateros artesanales hacen grandes esfuerzos por ofrecer productos a la altura de las circunstancias. Bien vale probar y disfrutar el producto de factura local que mejoran día a día.
Mi recomendación personal, como catadora desde hace más de una década, es darle una oportunidad a todos (tabletas, bombones, de taza, en postres, barras energéticas, etc), informarnos, leer las etiquetas, preguntar y tener claro lo que nos llevamos a la boca. Ciertamente, en muchos casos si pagamos un Sol, obtendremos lo que se puede tener por ese precio, pero eso tampoco los desestima, porque la última palabra la tiene nuestro gusto personal.
Nuestro país es productor de una gran variedad de tipos de cacao de calidad excepcional.