El mundo gastronómico es complejo y conseguir el éxito no es cosa fácil. Esta profesión cuenta con una gran cantidad de talentosos cocineros alrededor del mundo, y entre ellos Mauro Colagreco ha logrado colocarse en la élite de los grandes a nivel mundial.
Argentino, con tres estrellas Michelin en su restaurante Mirazur ubicado en Menton, Francia, esa ciudad megadiversa en la Costa Azul donde hoy el cocinero ha desplegado un pequeño imperio que incluye hasta una boulangerie donde se trabaja panes de masa madre y granos antiguos. Best of the Best en la Lista de los Mejores Restaurantes del Mundo y con una serie de conceptos de restaurantes ubicados en distintos países alrededor del mundo, Colagreco se consolida y cuando uno piensa que ya ha alcanzado el punto máximo, siempre encuentra formas de seguir creciendo.
Hoy en día Mirazur tiene varios jardines cercanos que nutren en todo momento su cocina. El menú se crea a partir de lo que ofrece el mar y la montaña que lo rodean, y desde hace unos años con la luna como guía, un proyecto que acabó de consolidarse en épocas pandémicas y que comenzó con la remodelación del local que no solo fue arquitectónica. Laura Colagreco, hermana de Mauro, es quien está a cargo de los jardines que año a año crecen en biodiversidad. El universo de Mirazur es una experiencia única que explora la interacción entre el cielo y la tierra; observando la naturaleza y estudiando la influencia de la luna y los planetas en sus jardines. Basados en el calendario biodinámico, es la luna la que determina los fogones: días de raíces, de hojas, de frutos, de flores. Nadie sabe que le tocará al llegar, la luna es la que manda, y la cocina prepara platos nuevos, otros más ensayados, algún clásico de la casa que se amolda a la situación, rompiendo lo que ya esperaban aquellos comensales habituales. Es la fuerza de la naturaleza que sorprende y alborota.
La visita fue a fines de junio, cuando empieza el verano y el menú de frutos es el que llega a la mesa. El fuego es la forma que las representa. La luna manda, determina el momento en que la energía es la más favorable y está más concentrada en cada parte de la planta para obtener el mayor sabor posible. Camarones y cucurbitácea; cerezas y alubias, sabor y frescura en cada bocado; tomates carnosos y llenos de jugo, de esos que ya no se encuentran, se juntan con alcaparras de la casa. Siguen unos reconfortantes frijoles de Pigna con calamares de Villefranche, luego las setas y foie gras donde la textura es delicada y deliciosa, el calabacín y mar, un plato elegante; almendras y pesca del día; oliva y paloma, donde el sabor intenso del ave hace funcionar todos los resortes de la memoria, de nuestros favoritos. El dulce llega con una refrescante sandía con amapola y cierran unas fresas maravillosas. Una experiencia llena de sensibilidad y elegancia que recorren el menú entero, se siente que los insumos se encuentran en su mejor momento y se han trabajado con una especial delicadeza, logrando mostrar todo su sabor. Una cocina fiel a sus principios de técnica y amor al producto, que busca provocar un cambio en la manera de consumir y realizar la gastronomía, mucho más seria y comprometida con el medio ambiente y su entorno.
Mirazur: 30 Av. Aristide Briand Menton Francia
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