La icónica estatua del Cristo Redentor se alza sobre la ciudad de Río de Janeiro y recibe a los visitantes con los brazos abiertos a este oasis tropical rodeado de montañas. Río es una ciudad que destaca por su hospitalidad, su escena gastronómica es sólida y cada año se consagra más y más.
Visitamos por primera vez la ciudad en el marco de los premios a los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica el pasado noviembre, y uno de nuestros restaurantes favoritos fue Oteque, del cocinero Alberto Landgraf, uno de los grandes chefs de Brasil, dos estrellas michelin y número 20 en la reciente lista latinoamericana del 2023.
De madre nikkei y padre de ascendencia alemana, Landgraf es un amante de la música, los perros, la moda, los viajes y las artes. Su infinita curiosidad lo llevó a Londres en el 2000, donde llegó a aprender inglés luego de obtener su licenciatura en Física. Eligió la cocina porque para él es una ̈disciplina infinita ̈, esas en las que uno nunca deja de aprender. Durante este periodo trabajó en cocinas destacadas como las de Tom Aikens y Gordon Ramsay. Vuelve a Brasil en el 2010 y abre Epice en Sao Paulo, su primer restaurante.
Es en febrero del 2018 que se traslada a Río de Janeiro y da vida a Oteque, un lugar donde se centra en su herencia japonesa, no a través de los ingredientes que utiliza, sino de la simplicidad, la técnica y precisión al detalle que ofrece en este hermoso local ubicado en el moderno barrio de Botafogo.
Cocina y comedor abiertos, una pequeña mesa del chef con capacidad para seis personas y una elegante barra de cócteles es lo que encontramos al entrar. AC/DC suena de fondo a un volumen perfecto mientras los cocineros, con una precisión única, cortan finas láminas de Garopa, un delicado pescado blanco, y lo sirven fresco, crudo. Lo bañan con una elegante vinagreta de algas y coronan el plato con caviar y piñones. Llega a la mesa acompañado de sake.
Este refinado y elegante restaurante gana visibilidad rápidamente en la escena gastronómica internacional y aunque el menú mantiene la misma estructura, Landgraf constantemente está realizando alteraciones y cambios. El producto siempre está presente, limpio, expresándose pleno. Incluye también ingredientes de lujo de una forma muy orgánica, ostras al vapor, cruda pero firme, se sirve con tomate en agua, confitado y fermentado; sigue el camarón crujiente y jugoso, viene sobre bisque (se llama bisque a una sopa velouté, cremosa y muy condimentada de origen francés) de castañas de cajú. Los calamares son de una textura única; turgentes y juguetones con caldo de verduras y botarga.
Producto limpio, expresándose en pleno, mimado y buscado con mucho cuidado arman en Oteque un menú coherente, sabroso y elegante. Donde reina la técnica y los platos te invitan a bailar al ritmo de la música que suena de fondo, melodías íntimas, suaves, tranquilas. El maridaje acompaña delicado y muy bien curado, enalteciendo los sabores de cada plato. Los detalles de cada momento en la velada han sido perfectamente cuidados por Landgraf. Volvemos a mencionar la acústica del lugar porque es impecable.
Cerrawmos la velada con el único postre de la noche, una maravillosa oda al coco: helado, espuma, papel y pedazos de coco verde con cocadas al fondo. Reserve una mesa en primera fila y disfrute de cada movimiento que se realiza en esa impecable cocina, mueva delicadamente sus pies al ritmo de la música y deje que sus sentidos se estimulen con la elegante y sublime experiencia que vivirá en este lugar.