El “Copús” es uno de los manjares milenarios más apreciables y deliciosos de nuestra tradición en la gastronomía como pueblo tallán, un potaje que se elabora casi como un ritual bajo tierra.
Esta costumbre culinaria de los bajopiuranos, lo pudimos apreciar en el caserío Cuncungará, todo hecho a mano, una comida autóctona y nativa comunitaria y tradicional que es ofrecida a los visitantes y turistas que llegan a las comarcas cataquenses.
Muchos la consideran una comida mística, ya que sirve como una ofrenda y un ilustre tributo solar. Esta comida festiva de los moradores es hecha con una profunda identidad histórica, que se cocciona en el ardiente y candente subsuelo.
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AL RESCATE
Escenario de este acontecimiento fue la I.E. Fedérico Villareal donde se inauguró el Museo Étnico Cucung Arac, donde la comunidad docente y los pobladores mayormente artesanos, rescataron este patrominio cataquense.
“Es un potaje creación mágica e inconfundible en el valle Tallán, una exquisitez y sabrosura de horneados bajo tierra en una olla arcillosa donde entra en cocción carnes de pavo o de gallina acompañado de plátanos maduros y camotes”, nos dice don Juan Vílchez, cocinero de Pozo de los Ramos.
La fosa bajo tierra a un fuego gradual y lento, es hecha a carbón y leña de algarrobo. Luego de varias horas son sacados horneados y es una delicia para el paladar. “Esto es considerado como un acervo cultural de los Tallanes, otros lo ven al “Copús” como el rey de las comidas” un manjar que nos regala la Madre Tierra, hecho para los placeres”, acotá el cocinero.