Según se conocía hasta esta semana, el sistema respiratorio era el más comprometido en un paciente de , llegando, incluso, a disminuir en un 30% la capacidad respiratoria. Sin embargo, la realidad podría ser otra.

Al ser el COVID-19 una enfermedad novel es, por tanto, desconocida. De esta manera, semana a semana se evidencian nuevos alcances sobre la actuación del virus SARS-CoV-2.

Un reportaje de The Financial Times, que basa su información en lo declarado por médicos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, indica que gran cantidad de pacientes de COVID-19 han sufrido problemas cardíacos, renales e, incluso, cerebrales.

“Esta enfermedad no solo ataca a los pulmones, como se creía inicialmente, sino que está causando altas tasas de insuficiencia renal aguda. Esta se presenta como resultado de las complicaciones en el tratamiento de la enfermedad”, declaró Daniel Martin, jefe de Cuidados Intensivos para enfermedades infecciosas graves del Royal Free Hospital en Londres.

Como un argumento más para esta tesis postulada en el referido estudio, el diario Corriere della Sera de Italia reveló que el 25% de los pacientes en cuidados intensivos requería apoyo en problemas cardiovasculares debido a la gravedad de su estado de salud.

Además, el 18,5% necesitaba diálisis y el 4,5% requería apoyo con temas neurológicos, lo cual demuestra que lo mencionado por el The Financial Times no está lejos de la realidad.

EL CORAZÓN, ¿EL NUEVO ENEMIGO DEL CORONAVIRUS?

Otro estudio que se enfoca específicamente en los problemas cardiovasculares que puede ocasionar el coronavirus es el publicado por el portal Kaiser Health News.

Dicho estudio toma en cuenta la opinión de distintos expertos en cardiología, quienes mostraban su preocupación por la cantidad de casos asociados al COVID-19 que recaían en problemas cardiovasculares.

“Es extremadamente importante responder la pregunta: ¿Su corazón está siendo afectado por el virus y podemos hacer algo al respecto? Esto puede salvar muchas vidas al final, asegura Ulrich Jorde, quien labora en el Centro Médico Montefiore en Nueva York, una de las zonas del planeta más afectada por el nuevo coronavirus.

No se ha confirmado que los problemas cardiovasculares sean consecuencia directa del COVID-19, pero los estudios poco a poco van aclarando el panorama. “Alguien que está muriendo de una neumonía grave finalmente morirá porque el corazón se detiene”, finaliza Robert Bonow, especialista en cardiología de la Escuela de Medicina de Feinberg en Estados Unidos.

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