Mientras muchas familias aún celebran la Navidad, para otras personas esta etapa final del año marca el inicio de uno de los periodos más tensos. A pocos días de la llegada del 2026, los gastos acumulados, las deudas, los pendientes laborales y la incertidumbre económica hacen que el cierre de diciembre se convierta en una fuente de estrés para miles de peruanos.
Más allá de lo económico, el fin de año también suele generar una carga emocional importante. La sensación de no haber cumplido metas, la comparación con otros estilos de vida y las expectativas que se colocan sobre el inicio de un nuevo año pueden provocar ansiedad, frustración o cansancio mental.
Las celebraciones y reuniones, que para algunos son motivo de alegría, para otros se convierten en un recordatorio de dificultades personales, familiares o laborales que no se resolvieron durante el año. Ante ese escenario, adoptar decisiones prácticas puede marcar una diferencia importante.
1. Ordenar lo que queda del presupuesto
El primer paso es revisar cuánto se ha gastado en diciembre y qué pagos siguen pendientes. Tener una lista clara de deudas, servicios y compromisos evita la sensación de descontrol que alimenta la ansiedad. No se trata de tener todo resuelto, sino de saber exactamente cuál es la situación real.
2. Evitar más gastos innecesarios
Al culminar la Navidad,miles de peruanos se preparan para otras tentativas de consumo: fiestas, viajes compras de fin de año o regalos de último momento. Reducir gastos no esenciales permite llegar a enero con menos presión financiera y mayor margen para cubrir lo básico.
3. Planificar enero
Un presupuesto básico para el primer mes del año ayuda a anticipar dificultades. Considerar pagos como alquiler, transporte, servicios, alimentación o matrículas escolares permite tomar decisiones más responsables en los últimos días de diciembre.
4. Tener expectativas reales
El cierre del año suele venir cargado de metas, balances y comparaciones. Sim embargo, no todo tiene que estar resuelto antes del 31 de diciembre. Asumir que enero es un mes de ajuste y reorganización reduce la frustración y el desgaste emocional.
5. Priorizar el descanso y la salud mental
Dormir mejor, desconectarse un poco de redes sociales y reducir compromisos innecesarios también forma parte de prepararse para el nuevo año. El cansancio acumulado puede amplificar el estrés, por lo que cuidarse en estos días es una inversión para lo que viene.
El paso de un año a otro no borra los problemas, pero sí puede marcar un punto de reorganización. En un país donde la economía familiar suele estar ajustada, llegar a enero con mayor orden y menos presión emocional puede ayudar a enfrentar mejor los retos del 2026.
Cerrar diciembre con calma no significa ignorar las dificultades, sino asumirlas con mayor claridad y menos ansiedad. Puede parecer poco, pero ya es un primer paso para empezar el nuevo año de una manera más equlibrada.





