Con el invierno en todo su apogeo, la costa peruana recobra sus típicos niveles de humedad ambiental que, según el Senamhi, excederá el 90% por lo menos durante la primera semana de agosto. Esto no solo aumenta la sensación de frío, sino que puede dañar algunos artículos y accesorios indispensables, como nuestro calzado, especialmente aquel que guardamos por largo tiempo en nuestro clóset hasta la siguiente estación.
Según los expertos de Calimod, el contacto permanente con un ambiente húmedo puede hacer que materiales como el cuero la absorban o reduzcan su tiempo de vida. El exceso de humedad también puede afectar materiales sintéticos o de tela en un calzado, debilitándolos, ocasionando que se deformen o provocando que se forme moho en su superficie.
No obstante, estos especialistas recomiendan seguir estos cinco consejos para evitar que dicha humedad, concentrada en espacios cerrados como un armario, maltrate nuestros zapatos y podamos usarlos sin problemas una vez el cambio de temporada.
- Limpiarlos y secarlos antes de guardarlos. Antes de guardarlos, es necesario limpiar los zapatos, pues el polvo junto con la humedad puede impregnarse, deteriorarlos poco a poco o hacer que pierdan la viveza de su color. Además, es importante que estén lo bastante secos, con ayuda de una toalla o un secador a muy baja potencia.
- Elegir lugares poco húmedos en el hogar. Algunos sitios de la casa son más adecuados que otros para almacenar nuestro calzado. Si decidimos no hacerlo en nuestro armario, debemos evitar lugares cercanos al baño, en sótanos o almacenes demasiado cerrados. Lo importante es que sean espacios con suficiente ventilación.
- Usar absorbentes de humedad. Esto es especialmente útil si no contamos con espacios ventilados o vivimos en distritos particularmente húmedos. Una opción es usar bolsitas de té o llenas con arroz o, si es posible, optar por productos como el bicarbonato de sodio o el gel de sílice, que tienden a absorber la humedad.
- Usar calzadores y hormas. Al guardarlos por meses junto con otros zapatos, algunos botines, mocasines o zapatillas pueden doblarse o deformarse. Frente a esto, es recomendable introducir en ellos calzadores y hormas, o incluso cartones o medias. También las zapatillas de cuero pueden guardarse con estas opciones para evitar que el material de la punta se desgaste.
- Revisar y limpiar periódicamente. Una revisión esporádica del calzado que hemos guardado puede alertarnos tempranamente de posible acumulación de mohos o algún daño inicial en su superficie. Además, podemos programar un día de limpieza en el hogar que incluya estos zapatos, al tiempo que aprovechamos para ventilar el espacio.
Más allá de estas recomendaciones puntuales, es importante tener presente que la calidad de materiales, manufactura y tecnología empleada en nuestro calzado juegan también un papel fundamental en su durabilidad y buen estado. Junto con el cuidado adecuado, no solo podremos usarlo por mucho tiempo sino que mantendremos el atractivo, comodidad, colores y texturas por los que alguna vez los elegimos.