La Unesco destinará más de 96.000 dólares para evaluar los daños del incendio que afectó el 4 de octubre al Parque Nacional de Rapa Nui, en la isla chilena de Pascua y elaborará un plan con actuaciones para limitar su impacto y evitar futuras catástrofes.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) explicó que se hará una evaluación detallada de los daños causados por el fuego en apoyo de la comunidad indígena Ma’u Henua, que es la que administra el complejo de Rapa Nui, catalogado como Patrimonio Mundial desde 1995, según un comunicado publicado este sábado.
Correrá a cargo del sector de Cultura de la oficina que tiene la Unesco en Chile y se llevará a cabo entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023.
Con su plan de trabajo, se buscará “una mejor coordinación entre la comunidad y los diversos actores involucrados”, según la organización.
En una segunda fase, se definirán medidas y protocolos de preparación y respuesta ante emergencias “para una mejor protección y promoción de este lugar”.
Este proyecto es resultado de la planificación que se inició gracias a una misión que llevó a cabo la oficina de la Unesco en la isla del 17 al 21 de octubre, “en coordinación con la comunidad Ma’u Henua”, la municipalidad de Rapa Nui y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile.
La directora de esa oficina en Chile, Claudia Uribe, precisó que su cooperación se centrará en elaborar un diagnóstico de la afección del incendio al patrimonio y buscará desarrollar con la comunidad “un plan integral de manejo del sitio con un fuerte componente de prevención”.
La directora de la comunidad indígena, Nancy Rivera, subrayó la importancia de este proyecto para los Ma’u Henua primero porque “refresca” la relación con la Unesco, pero también porque sus recursos “fortalecerán el diagnóstico que ya estamos levantando”.
Rivera añadió que los consejos les ayudarán a “realizar acciones de mitigación de los daños ocasionados a nuestros moais y otros restos arqueológicos”.
El fuego se extendió por un área aproximada de 240 hectáreas por el cráter, la cantera y las inmediaciones del volcán Rano Raraku.
El fuego dañó áreas naturales y deterioró estructuras arqueológicas, entre ellas 177 moai (según un primer informe emanado por la Corporación Nacional Forestal de Chile, CONAF), grandes monumentos de piedra construidos por una sociedad de origen polinesio que desde el siglo X a XVI construyó santuarios y estatuas que conforman parte de un valioso legado cultural.
Fuente: EFE