La estadounidense Natalie Rise, de 46 años, era una fiel creyente de toda información que aparecía en redes sociales hasta que cayó en manos de los comandos antivacunas y murió a consecuencia del coronavirus porque se negó a recibir el fármaco.
Daryl Rise, hermano de la víctima, relató a CNN los últimos días de la enfermera mientras luchaba por su vida en un hospital de Idaho, al noroeste de EE. UU., hasta que sus pulmones no resistieron más los estragos del virus.
“Mientras la estaban intubando, la sedaron en el paralítico, que es lo usual, y su corazón simplemente se dejó ir”, dijo. “Natalie era una enfermera con licencia. Trabajaba en atención médica a domicilio e iba a ayudar a las personas mayores a sus casas. Lo que hizo que su postura firme en contra de la vacunación”.
Natalie perdió la vida en agosto y dejó en la orfandad a sus dos niños, Emmett y Emery, ambos de 10 años, quienes están bajo custodia de su tío Daryl, que también pudo seguir los pasos de su hermana por dudar en algún momento de las vacunas.
“Me decía que no me vacunara. Creo que fue por desinformación. Creo que fue por creer en redes sociales negativas, blogueros y youtubers”, recalcó el hombre, quien trabajaba como camionero y ahora es cuidador a tiempo completo de los pequeños.
Según autoridades de Idaho, el coronavirus está golpeando muy fuerte a la localidad porque los casos de positividad y el índice de hospitalización continúan siendo altos, obligando a los pacientes de cáncer y otras enfermedades a postergar sus tratamientos en los centros médicos.
Katherine Hoyer, funcionaria del distrito de salud de Panhandle, catalogó de “horrible” la situación debido a las consecuencias generadas por el COVID-19. “Estamos en el peor estado de lo que jamás hemos estado durante la pandemia”.
Casi el 30% del personal médico de la localidad estadounidense no estaba vacunado para julio, de acuerdo al último reporte del Covid States Project.