Hoteles, restaurantes y locales de ocio volvieron a cerrar el miércoles en Londres, solo dos semanas después de que Inglaterra saliese de su segundo confinamiento, debido a una disparada de los contagios de coronavirus (COVID-19) antes de unas fiestas navideñas cada vez más preocupantes.
La capital y partes del sureste de Inglaterra entraron de madrugada en el nivel máximo de alerta contra el COVID-19, que ya se aplicaba a zonas del norte. Esto implica el cierre de hoteles, bares y restaurantes -que ya sólo pueden vender comida para llevar-, locales culturales como cines, teatros y museos y centros de ocio.
Todo el que pueda hacerlo está llamado a trabajar desde casa y se deben evitar los viajes no esenciales.
Las medidas incluyen también una limitación de los contactos: está prohibido encontrarse en lugares cerrados con personas con quienes no se conviva y las reuniones al aire libre no pueden superar las seis personas, niños incluidos.
Comercios, salones de belleza y gimnasios pueden permanecer abiertos. Y también las escuelas, aunque algunos distritos de Londres optaron por cerrarlas adelantando las vacaciones navideñas.
El periodo festivo de la próxima semana preocupa especialmente, debido a que el gobierno decidió relajar las restricciones entre el 23 y 27 de diciembre para que las familias puedan viajar y reunirse.
Científicos y opositores llamaron al ejecutivo de Boris Johnson a dar marcha atrás, temiendo otra disparada en los contagios, pero este optó por mantener lo prometido aunque pidió prudencia a los británicos.
“Debemos tener mucha precaución en la forma en que celebramos la Navidad. Podemos celebrarla con sensatez pero debemos ser extremadamente cautelosos en nuestro comportamiento”, afirmó en el Parlamento el miércoles.
Jarro de agua fría
Toda Inglaterra salió el 2 de diciembre de cuatro semanas de confinamiento, el segundo tras el de marzo-junio, y el país entró en un sistema reforzado de restricciones locales.
En la capital habían podido reabrir restaurantes y teatros, con la esperanza de que la frenética actividad de las semanas previas a la Navidad les permitiese recuperar parte de los ingresos perdidos desde principios de año.
Este nuevo cierre cae como un jarro de agua fría para quienes habían invertido en preparativos.
Es “un desastre para los teatros de Londres”, reaccionó el director del Theatres Trust, Jon Morgan.
“Los teatros han trabajado increíblemente duro para crear ambientes seguros para las audiencias y sin culpa alguna se enfrentarán ahora a enormes pérdidas financieras”, subrayó.
El repentino anuncio obligó también a los restaurantes a anular sus reservas para las próximas semanas y a hacer frente a los cuantiosos pedidos pasados a sus proveedores de alimentos que ahora pueden echarse a perder.
“Sé que es una noticia difícil (...) y que para los negocios afectados será un revés considerable”, había dicho el ministro de Sanidad, Matt Hancock, al anunciar el lunes esta medida “absolutamente esencial” dado que el número de infectados se duplica cada siete días en algunas zonas del sureste de Inglaterra.
Esta disparada coincide con la aparición en esa zona de una mutación del coronavirus que el gobierno no pudo sin embargo asegurar si es la causante del aumento de infecciones. Hancock sí precisó que esta variante del virus no es aparentemente más peligrosa ni reacciona de forma diferente a las vacunas.
Uno de los países más afectados de Europa, con 65.000 muertos, el Reino Unido fue el primero en Occidente en iniciar la semana pasada una campaña de vacunación, tras haber sido el primero del mundo en aprobar la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech.
Más de 137.000 personas han recibido ya la primera de las dos dosis necesarias, anunció el miércoles el gobierno.
Las autoridades esperan haber concluido la vacunación de los grupos de mayor riesgo en abril.
Fuente: AFP