La policía de Ecuador detuvo el jueves a dos sospechosos del asesinato ocurrido la víspera de un fiscal antimafias, en medio de la lucha del país contra el narcotráfico, con miles de militares desplegados.
“Se ha aprehendido a dos presuntos implicados en el asesinato del fiscal César Suárez en #GYE (Guayaquil, ndlr), luego de diligencias investigativas que permitieron identificar su presunta participación en el hecho criminal”, informó el comandante de la Policía, general César Zapata, a través de la red social X.
El fiscal fue asesinado a tiros el miércoles mientras circulaba en su vehículo por un barrio del puerto de Guayaquil (suroeste). Suárez estaba investigando el ataque armado contra un canal de televisión el 9 de enero, en medio de una escalada de violencia por parte de organizaciones narcotraficantes vinculadas a carteles internacionales.
En respuesta a la arremetida del narcotráfico, las fuerzas públicas llevan a cabo operaciones espectaculares tanto en cárceles como en las calles, especialmente durante el toque de queda nocturno.
Durante el arresto de los sospechosos, se encontraron fusiles, pistolas, municiones, uniformes de la agencia de tránsito en Guayaquil y otras prendas de vestir, según fotografías de la captura.
El general de la policía Víctor Herrera explicó que Suárez “no contaba con custodia policial permanente”, a pesar de la creciente violencia en un país que hasta hace poco era considerado tranquilo.
En la escena del crimen se descubrieron 18 indicios de balas. Las autoridades estiman que en el vehículo desde el cual se realizó el ataque viajaban tres personas: el conductor y dos hombres armados.
“Ante el asesinato de nuestro colega César Suárez, quiero ser enfática: los grupos de delincuencia organizada, los criminales, los terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana”, expresó el miércoles la fiscal general Diana Salazar en un video difundido por X.
Cárceles en la mira
La toma del canal de televisión en vivo y en directo, entre otros ataques que dejan una veintena de muertos, llevaron al presidente Daniel Noboa a declarar un “conflicto armado interno” para “neutralizar” a una veintena de bandas.
A lo largo de casi dos semanas policías y militares patrullan en el país en busca de armas, drogas y explosivos.
Este jueves, cientos de uniformados ingresaron a una prisión en Quito y a una cárcel del complejo penitenciario de Guayaquil, del que se fugó alias “Fito”, el jefe de una de las más grandes y temidas bandas narco. Su huida fue confirmada el 8 de enero y le siguió un recrudecimiento de la violencia en el país.
Los uniformados están “controlando el perímetro externo e interno del centro penitenciario”, señalaron las Fuerzas Armadas en su cuenta de la red social X.
Reporteros de la AFP registraron tanquetas y escuadrones fuertemente armados en los alrededores de la cárcel.
Las Fuerzas Armadas expusieron en la misma red fotos de presos en calzoncillos, con las manos atadas y recostados boca abajo en un patio. Estas imágenes se han hecho usuales en Ecuador, ante la vigilancia de organismos de derechos humanos para el respeto de las garantías fundamentales de los presos.
Entre el 9 y el 18 de enero, fuerzas policiales y militares han ejecutado más de 23.000 operativos y han detenido a 2.174 personas de las cuales 158 están señaladas de “terrorismo”, según las Fuerzas Armadas. También han incautado unas seis toneladas de droga.
La desinformación se multiplica y cala en un país en pánico.
Ante los rumores en redes sociales de un supuesto plan de envenenamiento a las tropas, los militares extremaron medidas en el consumo de alimentos, según un boletín.