Al menos 26 personas, entre ellas 14 soldados, murieron ayer en un presunto atentado suicida en una estación de tren de la conflictiva provincia de Baluchistán, en el suroeste de Pakistán, indicaron las autoridades. El acto terrorista con explosivos ocurrió por la mañana en la ciudad de Quetta, capital de esta región fronteriza con Afganistán e Irán.
“Murieron 14 miembros de las fuerzas armadas y 12 civiles”, dijo Wasim Baig, portavoz del hospital provincial Sandeman de Quetta, elevando un balance previo de la Policía de 25 muertos. Igualmente, resultaron heridos 46 miembros de las fuerzas de seguridad y 14 civiles, puntualizó el portavoz.
Un periodista de la agencia de noticias AFP vio charcos de sangre en la estación, donde una techumbre metálica colocada para proteger a los pasajeros de las inclemencias del tiempo había quedado completamente reventada a causa de la explosión.
Mohamed Umer, uno de los heridos, contó que se disponía a tomar un tren para volver a casa, en su pueblo, cuando se vio sorprendido por el atentado. “Según llegamos se produjo la explosión, y me encontré herido y hospitalizado”, dijo.
Contexto
El atentado fue reivindicado por el llamado Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA por sus siglas en inglés), uno de los principales grupos separatistas baluchis.
En un comunicado, el BLA afirmó haber atentado contra “una unidad del ejército paquistaní que regresaba a [la región de] Punjab pasando por la estación, tras entrenarse en la escuela de infantería”.
Baluchistán es la provincia más extensa de Pakistán, pero también la más pobre a pesar de los importantes recursos gasísticos y mineros de que dispone, cuyo control reclaman los separatistas de esta región. Muchos proyectos de extracción están financiados y explotados por países extranjeros, especialmente China.
Facciones separatistas armadas las atacan regularmente, acusando a las empresas de acaparar las riquezas naturales sin compartirlas con la población local.