Cuatro años después de su primera expedición a las profundidades de la remota selva del valle de Javari en Brasil, Dom Phillips y Bruno Pereira se unieron nuevamente, cada uno trabajando en un gran proyecto de defensa de la Amazonía.
El periodista británico Dom Phillips y el experto indigenista brasileño Bruno Pereira, ambos en un momento de cambios en sus respectivas vidas, regresaron a esa región selvática que visitaron juntos en 2018, hogar de una reserva indígena más grande que Austria.
En su viaje de 2018, Pereira, entonces director del programa para tribus aisladas de la agencia gubernamental de asuntos indígenas de Brasil (Funai), invitó a Phillips, entonces enviado por The Guardian, para cubrir una extenuante expedición de 17 días en la densa selva tropical.
El objetivo era mapear las tierras ocupadas por una tribu no contactada, para tratar de evitar conflictos con otras etnias.
En su artículo, Phillips escribió con admiración sobre Pereira en cuclillas y chanclas al lado de una hoguera comiendo el cerebro de un mono como desayuno mientras discutían de política.
Había nacido una estrecha amistad.
Cuatro años después, ambos estaban de regreso al Valle de Javari, en el noroeste de Brasil, cerca de la fronteras con Perú y Colombia.
Phillips, de 57 años, había dejado de lado los reportajes periodísticos para escribir un libro sobre la mayor selva tropical del planeta.
Pereira, de 41 años, se había despedido de la FUNAI y estableció un programa para ayudar a los indígenas a detectar y denunciar las invasiones de sus tierras por parte de madereros, mineros y cazadores ilegales.
El 2 de junio, partieron en bote desde Atalaia do Norte, un municipio tranquilo en la unión de los ríos Itaquai y Javari, para que Pereira pudiera mostrarle a Phillips su proyecto.
Planeaban regresar el 5 de junio. Nunca llegaron.
La policía dice que mientras regresaban a la ciudad ese domingo en una barca pequeña, pescadores ilegales aceleraron y les dispararon. Luego los enterraron en el bosque.
Mapeo y amenazas
Pereira salió de la Funai, tras chocar con el nuevo encargado de reducir programas designado cuando el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019, pero encontró un nuevo hogar en un grupo de derechos indígenas, UNIVAJA.
Allí, entrenó a voluntarios indígenas para patrullar el valle de Javari, ingresando las incursiones en una aplicación creada especialmente.
La reserva vive una oleada de invasiones de tierras y otras amenazas, en un momento en que numerosos estudios afirman que la administración de sus tierras por parte de los nativos es clave para proteger la Amazonía, un recurso vital en el combate para frenar el cambio climático.
El proyecto le valió a Pereira amenazas de muerte.
“Tenían toda la escena del crimen trazada y estaban preparando un informe para mostrárselo a las autoridades”, dijo la periodista brasileño-estadounidense Monica Yanakiew de Al Jazeera English, quien acompañó a Pereira en un viaje similar en diciembre.
“Todo el mundo dice que no se puede patrullar un área tan grande sin un ejército completo, pero si tienes 10 patrulleros indígenas que conocen el terreno y una aplicación, puedes averiguar qué está pasando”, dijo a la AFP.
Fue esta combinación de organización magistral y conocimiento íntimo del terreno lo que convirtió a Pereira en “uno de los grandes expertos indígenas”, dijo un viejo amigo, el veterano reportero brasileño Rubens Valente.
“Tenía un don muy raro. Era alguien que sabías que llegaría a grandes cosas: ministro de medio ambiente o algo así. Su muerte es una pérdida tremenda”, lamentó.
‘Cómo salvar la Amazonìa’
Phillips, uno de los corresponsales extranjeros en Brasil más respetado, suspendió este trabajo el año pasado cuando ganó la prestigiosa beca Alicia Patterson para su proyecto de libro, destinado a ser una mirada muy amena a las formas prácticas de proteger la selva tropical.
Su título provisional era ‘How to save the Amazon’ (‘Cómo salvar la Amazonía’).
“Estaba tan emocionado”, dijo Jenny Barchfield, una amiga que conoció a Phillips cuando ambos eran corresponsales extranjeros en Río de Janeiro en la década de 2010.
Lo recuerda como amigable, amable, vorazmente curioso y “magnético”, con brillantes ojos azules y una sonrisa traviesa.
“Habló sobre lo emocionante que era poder pensar más allá de la próxima historia para este largo proyecto que tenía ramificaciones realmente importantes”, dijo.
Sus amigos dicen que Phillips estaba muy metido en la escritura del libro y están buscando formas de terminarlo y publicarlo.
“Estoy seguro de que Dom querría que sacaras algunos aspectos positivos de la tragedia”, dijo otro amigo, el excorresponsal extranjero escocés Andrew Downie.
“Si hay algo positivo que sacar de esto, podría ser que la gente ahora está mirando a la Amazonía”.