La derecha chilena representada por José Antonio Kast ganó con un 58,17% de los votos, frente al 41,83% de la candidata de izquierda, Jeannette Jara, en la segunda victoria más amplia en un balotaje desde el retorno a la democracia en 1990. Kast se impuso en todas las regiones del país, en todos los segmentos de la población incluyendo el segmento de los jóvenes.
La victoria de Kast se atribuye entre otros factores a una fuerte demanda de orden, seguridad, combate al narcotráfico y la corrupción. La inseguridad, en particular, afectó a sectores vulnerables que votaron por Kast que, en muchos sentidos, fue un voto de castigo y de rechazo al statu quo representado por la “izquierda” enfocada en una agenda ideológica y cultural. A su vez, la propuesta de “centro” se entendió como débil y poco pragmática frente a la inseguridad, corrupción y violencia.
Asimismo, la crisis migratoria irregular en el norte de Chile y la vinculación entre la migración y el aumento de la criminalidad generó un fuerte descontento. Se consideró al gobierno de Gabriel Boric como incapaz y blando para “cerrar la frontera” y controlar el ingreso clandestino.
Frente a ello Kast propuso la expulsión de los migrantes que se encuentran en situación irregular en Chile, siendo la comunidad venezolana la más numerosa con cerca de 334.000 migrantes irregulares a quienes se dirigiría la medida.
No podemos permitir más ingresos de migrantes irregulares. Nuestro país no es un instrumento de políticos chilenos, la soberanía se respeta. Los vecinos del sur deben resolver sus problemas migratorios sin afectar al Perú.




