Asumiendo que la sociedad desarrolla cambios de manera constante, es verdad que la juventud es una de sus grandes impulsoras, sobre todo buscando mejores condiciones de vida para todos.
Por ello creemos que la ruptura institucional que padecemos será superada en la medida que la participación social y política de la juventud irrumpa en el escenario nacional.
Nuestro ingreso a la Universidad Nacional de Ingeniería, en 1969, nos introdujo en un clima poco propicio para estudiar. En un clima represivo, los futuros ingenieros no recibían una formación para ser democráticos, libres y solidarios y con capacidad de construir un Perú mejor para todos.
Iniciamos una lucha colectiva por el cogobierno y la organización gremial con una política dialogante para resolver problemas. Al lograr el respaldo mayoritario del alumnado, iniciamos la reconstrucción del Centro de Estudiantes de Ingeniería Económica, luego Ingeniería Mecánica y Estudios Comunes, hasta reconstruir la Asociación de Centros de Estudiantes de la UNI (ACUNI) con elecciones en agosto de 1974. Este viernes nos reuniremos los actores del movimiento.
El movimiento estudiantil con su carácter democrático y participativo contribuyó con la mejor formación universitaria y la investigación en un país por mejores oportunidades.
Autocríticamente, nos faltó vincular la formación universitaria y la vida profesional para lograr una presencia sostenida en el Colegio de Ingenieros del Perú, potenciar y modernizar la docencia en la propia universidad y cómo articular la gran red de profesionales UNI con banderas democráticas por justicia y solidaridad contribuyendo a construir un país para todos, con salud, educación de calidad, empleo digno y ejercicio de derechos ciudadanos.