El buen manejo de nuestra pesquería de anchoveta es reconocido a nivel mundial; sin embargo, en nuestro país, todavía existen algunas voces que hablan de “depredación de la anchoveta”; una gran mentira que usan para desinformar, toda vez que la biomasa de este recurso se encuentra estable y saludable y bordea los 9 millones de toneladas en promedio en los últimos años y así la conservamos.

Asimismo, a pesar de las condiciones cálidas del mar en el presente año, la anchoveta como en otras oportunidades, ha demostrado tener una gran capacidad de adaptación y por ello se mantiene en abundancia, quizás un poco más profunda o más pegada a la costa; pero lo cierto es que esta segunda temporada de pesca viene realizándose responsablemente, cumpliendo las normas adoptadas por PRODUCE e IMARPE, aunque discrepemos con ciertos argumentos técnicos y políticos.

Recordemos que la anchoveta es una especie de alta fecundidad, crecimiento rápido, vida relativamente corta que se desplaza en cardúmenes compuestos por peces de diferentes tallas; por ello, antes de su captura, es técnicamente imposible calcular el tamaño exacto de la anchoveta, toda vez que las tecnologías de detección acústica actuales no permiten tener ese nivel de precisión. En el caso de la medición de tallas de peces pequeños y densamente distribuidos, como la anchoveta, la incertidumbre es aún mayor.

Por lo tanto, la pesca del recurso anchoveta con tallas menores a la mínima legal es incidental, no deseada, pero ocurre. Y por ello todos los actores serios en la pesca de anchoveta saben que existe una tolerancia máxima respecto de la cuota total asignada para la captura de peces con estas características, basada en investigación y recomendaciones científicas; y, gracias a la regulación y al compromiso de la industria, dicho límite nunca ha sido superado y la biomasa se mantiene estable. La pregunta para aquellos que desinforman es: ¿alguna otra especie en el mar peruano está así de cuidada?  A palabras necias, oídos sordos.

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